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Segunda semana de entrenamiento.

La semana recién comenzaba y Aimar no podía despejarse todavía por aquel sueño que tuvo.

Para colmo, ni bien salió del baño vio a su compañero dormido pero su remera se levantaba un poco y su pantalón estaba en la altura justa para que su abdomen bajo se notara.
Quedó en trance, mirando el elástico de la ropa interior y como la remera dejaba ver el principio de sus abdominales pero no más que eso, como si fuera mera seducción.

Se iba a volver loco en ese mismo momento, ¿cómo se le iba a quedar mirando tanto a una persona dormida?.

Con el fin de distraerse, comenzó a levantarse temprano para poder hacer ejercicio antes de los entrenamientos y mantener su cabeza ocupada de cualquier pensamiento involucrado con Lionel.

Finalmente era el viernes de la segunda semana de entrenamiento, en todo lo que podía pensar Pablo era en salir y estar con una linda chica que le saque de la mente a su compañero.

—Che, estaba pensando— hablando del rey de Roma, Scaloni empezó la conversación mientras estaba sentado en el sillón de la habitación.
—Dime— estaba doblando su ropa pues había regresado de la lavandería, además así evitaba tener contacto visual con él.
—¿Está todo bien? no quiero hacerme la cabeza pero me venis evitando últimamente— esta vez, cuando le hizo la pregunta, lo miró fijamente.
—Está todo bien boludo, fue sin querer el evitarte, traigo unos mambos en la cabeza y ando medio ido— le contestó, sin mirarlo todavía y concentrándose en la ropa.
—Bueno pero al menos ¿podés verme a la cara cuando me lo dices?— Scaloni se acercó a su compañero, poniéndose detrás de él mientras cruzaba sus brazos. —Por estar en una, en los entrenamientos me hiciste pija, tirabas la pelota para cualquier lado y te chocabas conmigo cada dos por tres— suspiró dejando salir la frustración —Te lo digo porque no quiero que esto me llegue a afectar y en consecuencia que te afecte a ti, así que si hay algún problema, dímelo por favor—
—...posta que no hay ningún problema Lionel, ya te lo dije, me puse boludo porque no me puedo concentrar últimamente— tardó un poco en contestar pues sentir la mirada y voz de su acompañante lo hacia estremecer levemente, definitivamente no era la situación más favorable de todas —Perdón por entorpecer el juego, te juro que no vuelve a pasar— cuando dijo esto, lo miró a la cara intentando disimular la tensión que tenía acumulada.
—Me parece perfecto man— Scaloni le sonrió amablemente, como con alivio
—Cualquier cosa que necesites hablar o desahogarte podés venir conmigo— sosteniendo su sonrisa, se acercó más y le palmeó la espalda al menor.

Se iba a volver loco ahí mismo.

Asintió con la cabeza y le sonrió, para zafarse de la situación agarró su ropa y la guardó en la cajonera.
Su compañero se metió al baño y escuchó el ruido de la ducha, entonces se dejó caer y soltó un suspiro.

Ya iban dos semanas de conocer a Scaloni.
Y cada día se interesaba más y más en él.

Estaba cansado así que aprovechó y se acostó a dormir, aunque eran las 10:00 de la noche recién.
Mañana finalmente saldría del internado de entrenamiento y se iba a poder despejar con algo que no estuviera relacionado a la selección.

Al día siguiente, un sábado, los compañeros con los que iba a salir en la noche salieron por la tarde para comprar ropa apta para una joda ya que todo su armario consistía en joggins, remeras térmicas, deportivas y zapatillas.
Él por suerte se trajo un par de ropa más, por si las dudas, así que se quedó en el las intalaciones del entretenimiento.

traición ♡ scaloni x aimar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora