Fue cuestión de días cuando se anunció que Lionel ya no se encontraba más en él país latinoamericano pues su nuevo club lo había llamado para la preparación de la temporada.Así, sin más.
De la noche a la mañana habían quedado a miles de kilómetros de distancia sin poder minimamente darse un abrazo por última vez.
Aunque tuvieran que fingir que eran grandes amigos, aunque tuvieran que resistir las ganas de llorar y besarse hasta que la última llamada del vuelo del mayor se anunciara y fuera completamente inevitable que se separaran.Pablo no tuvo reacción alguna.
No lloró, no gritó, no se puso triste ni se enojó.
Tampoco es que podía dejarse llevar por sus sentimientos porque eso significaba dar explicaciones del por qué estaba tan devastado por la decisión de su compañero.
No podía hacerlo solo, el planeaba decirle a su familia de su relación con Lionel una vez que cumplieran su primer aniversario.
Le iba a pedir a su novio que lo acompañara a su hogar para presentarlo con sus seres queridos, lo necesitaba a su lado para juntar el valor necesario para dar aquella noticia, ahora no tenía ninguna de las dos cosas.
No tenía a su novio y muchísimo menos valor alguno.Se quedó en piloto automático, inconscientemente apagó sus emociones y se olvidó por una buena cantidad de tiempo lo que era sentir una tristeza profunda o una felicidad abrumadora.
Cuando algún sentimiento amenazaba con llegar, solamente sentía una fuerte punzada en su pecho, como si lo apuñalaran en el corazón.
No sentir absolutamente nada, ni penas ni alegrías era como estar muerto en vida, una tortura para él que acostumbraba a sentir todos sus sentimientos y emociones a flor de piel; fueran negativas o positivas.Eso era lo que le daba sentido a su existencia, según él.
Y Lionel se había llevado eso a Europa.Al menos fue así hasta que viajó a Buenos Aires para volver al internado, tenía que ir a buscar las cosas que había dejado ahí pues planeaba ir a vivir nuevamente a su provincia, darse un descanso del fútbol.
¿Estaba siendo un poco dramático? seguramente.
Pero ver una pelota no hacía más que hacerle acordar a su novio, no solo una pelota, todo lo relacionado al deporte le provocaba esas horribles punzadas en el pecho que se había acostumbrado al sentirlas tan seguido.
No había nadie que lo pudiera hacer entender o convencerlo de no rendirse, él les decía que no iba a rendirse, que solamente necesitaba un tiempo fuera de la cancha para planificar con tranquilidad su futuro.Obviamente era una mentira piadosa, porque lo único que quería para su futuro era encerrarse en su habitación, abrazar la almohada y llorar hasta quedarse dormido.
Pero había alguien que no iba a permitir bajo ninguna circunstancia que el joven cordobés pasara por eso. No mientras el estuviera con vida.
Una vez que llegó al predio de la AFA, fue inmediatamente a su habitación para recoger todas sus cosas de una buena vez así terminaba con toda esa tortura lo más rápido posible.
Mientras guardaba sus pertenencias en las maletas, sintió como alguien tocaba la puerta y la abría.Era Pekerman, con un sobre en sus manos.
-Payas-...Aimar- cuando vio el semblante decaído de su jugador, omitió llamarlo por aquel apodo, lo que menos quería en esos momentos era hacerlo sentir peor. -Scaloni me mandó esto, es para vos, quería que te lo diera ni bien te viera de vuelta-
Pablo caminó lentamente hasta donde se encontraba su entrenador, tomando sin muchas ganas aquel sobre que tenía escrito "Pablito" en el frente, con la inconfundible letra del mayor.
Ahí estaba de vuelta esa sensación en su corazón, que fue cruelmente apuñalado con todos los recuerdos que un pedazo de papel le podría despertar.
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traición ♡ scaloni x aimar.
RomanceUna corta historia que relata la relación de Lionel Scaloni y Pablo Aimar desde su primer encuentro hasta su inevitable reencuentro en la selección Argentina para el mundial de Qatar. ★★★ disclaimer: ● no se absolutamente NADA de fútbol, así que mi...