traición ♡ scaloni x aimar.

-07.

Una noche, una madrugada, antes del primer partido amistoso.

Cuando Aimar pudo asimilar un poco la situación, empezó a desempacar todo lo que tenía en su maleta para no pensar en la hora en la que tenían que irse a dormir.
Estaba dispuesto a darse un baño de una hora si era necesario y directamente lo iba a hacer, pero cuando su compañero lo vio preparándose para eso, lo interrumpió.

-¿Habrá pileta acá? de esas que tienen luces y un jacuzzi al lado- le preguntó mientras se levantaba de la cama.
-Lo raro sería que no hubiera- contestó, mientras encaminaba para el baño hasta que sintió como lo tomaban de su mano.
-¿Vamos a averiguar?- la sonrisa pícara que Scaloni tenía en su rostro era imposible de ignorar, cómo le iba a decir que no a esa carita.
-Son las dos de la mañana debe estar cerrada y no traje traje de baño boludo- su compañero lo soltó y empezó a buscar en su maleta, sacando dos trajes de baño de esta.
-Yo sí y mira, justo traje uno de más- le tiró la prenda -Y no vamos a saber si esta cerrada si no averiguamos- comenzó a desvestirse para ponerse el dichoso short.
Pablo suspiró y se metió al baño para hacer lo mismo.
-Dale, vamos antes de que cambie de opinión- le dijo una vez que salió.

La sonrisa de Lionel en ese momento era imperdible, como la de un nene chiquito al que llevan a la plaza después de que insistiera en ir.
Tomaron sus toallones, la llave de la habitación y cuidadosamente salieron en busca de la pileta.
Bajaron por el ascensor, caminando por el lobby hasta llegar a la recepción en busca de indicaciones hasta que lograron ver una puerta de cristal muy en el fondo que dejaba ver un patio, así que suponieron que ahí se encontraba su objetivo.
Caminaron hasta ella, la abrieron despacio y queriendo pasar desapercibidos, como si estuvieran haciendo una travesura.

-Bueno, ¿viste que sí había?- le dijo Aimar a su compañero, mientras se sentaba en una de esas sillas playeras que había frente a la pileta.
-Ahora nos tenemos que meter, ni te gastes en sentarte- se sacó la remera y la dejó en la silla donde estaba su compañero, tirándose inmediatamente al agua.
Pablo se reía por la emoción de Lionel, estaban en el país que tenía muchísimas playas hermosas y paradisíacas, pero la primera idea de Scaloni era ir a la pileta del hotel.
Y como no, él lo iba a acompañar a donde sea.
-Dale vení que esta calientita el agua- se apoyó en el borde de la piscina mientras le hablaba a su compañero.
-Mmmmmh no sé eh...yo me estoy cagando de frío ahora- se levantó y se sacó la remera, pero en lugar de meterse directamente, se sentó a un lado de su compañero metiendo los pies. -Eh, es verdad, está caliente el agua- se sorprendió pues era la primera vez que veía una que estuviera climatizada.
-¿Cuándo te e mentido yo?- Scaloni se alejó del borde, mientras tomaba la mano de su compañero y antes de que pudiera reaccionar, lo jaló dentro del agua junto a él -Vení te dije Pablito, ¿qué es eso de meter los pies nada más?- se reía.
Aimar de la sorpresa se había agarrado fuerte de su compañero, pues no podía tocar bien el fondo de la piscina y no recuperaba el equilibrio.
Scaloni se reía al ver la desesperación del menor, viendo como se aferraba más a él hasta que logró pararse aunque tuviera que hacerlo de puntitas.
-Me hiciste asustar forro- le dijo, mientras le jalaba el pelo levemente.
-Bueno, bueno, perdón pero si no no te metías más- llevó sus manos a la cintura de su compañero, agarrandolo suavemente de ahí.

Todos esos movimientos se sentían tan naturales, que realmente no se daban cuenta de lo que estaban haciendo en ese momento.
Ambos se miraron, habían quedado muy cerca pues seguían abrazados aunque Aimar ya había podido acomodarse dentro del agua.
El mayor miró como las gotas de agua caían desde sus rulos hasta su cuello y finalmente volvían a la infinidad de la pileta, también miró las largas pestañas que contrastaban con aquellos ojos marrones y finalmente clavó su mirada en los labios del cordobés.
Pablo se dio cuenta de esto y rápidamente, intentando no ser brusco, se alejó de él.
Ante tal movimiento, Lionel salió del trance en el que estaba al observar el rostro de su compañero.