-30.

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Las "vacaciones" de las dos familias se habían extendido de un par de días hasta un mes.

Los tres varones dormían en la habitación de Ian, las tres mujeres en la habitación de Noah, Ana Belen en el cuarto de invitados, Aimar en él dormitorio de Scaloni y este último en el sillón cama que tenía en su living pues aunque quisieran poder descansar juntos, tenían una enorme necesidad de mantenerse al margen ante la presencia de sus hijos y...ex-mujer de Pablo. La cual realmente no tenía problema alguno pero comprendía la situación.

A principios de enero hubo una mañana en la que Lionel se levantó primero que todos y comenzó a preparar el desayuno para los otros dos adultos de la casa pues sus hijos dormían hasta tarde saltándose esta comida.

Se había levantado en la madrugada, no pudo dormir ya que durante la noche le llegó un mensaje que le revolvió el estómago por completo.

"Lionel querido, ¿cómo estás?. También voy a vacacionar a España y acabo de llegar. En el momento que vos y Pablo se sientan cómodos, por favor, contáctenme para invitarles un café."

El autor de aquel mensaje era José Pekerman.

No sabía cómo sentirse al respecto, pues desde que salieron aquellas noticias se comunicó únicamente con el capitán del equipo con una única petición: que tanto él como la selección argentina no tocaran el tema hasta nuevo aviso.
Había hablado únicamente con sus familiares, aunque realmente no podría decirlo tal cual pues solo pudo mantener contacto con Mauro, quién le comunicó que la madre de ambos se encontraba enojada con él mientras que su padre no emitió opinión del tema.
En el caso de Aimar fue diferente, lo charló con sus dos hermanos y su padre, el cual lo primero que le dijo fue "mirá de lo que se vino a perder tu madre, hijo" entre risas y asombro al querer procesar la noticia.

Tampoco tenía la más remota idea de la opinión del que alguna vez fue su entrenador, aquel que lo hizo saborear la victoria por primera vez.

Se perdió en sus pensamientos mientras miraba la pava hervir encima de la estufa, hasta que sintió dos brazos rodear su cuerpo por detrás y unas manos colocarse en su pecho no sin antes manosearlo descaradamente por encima de la ropa.
Miró por encima de su hombro, sonriendo al encontrarse con un adormilado Pablo.

-Buenos días corazón- se dio vuelta para que ambos quedarán frente a frente, dándole un corto y rápido beso.
-Buen día Lio- se acomodó rápidamente en el pecho del mayor, queriendo volver a dormirse ahí mismo aunque estuvieran de pie. -Tengo muchas ganas de un matecocido...- el tono de sufrimiento del cordobés logró causarle gracia a su acompañante.
-Seguramente debo tener por acá, ahora te lo hago- lo envolvió con uno de sus brazos mientras que su mano libre acariciaba su cabello.
-Te late como loco el corazón...- mencionó el más bajito, separándose lo suficiente para poder mirarlo a la cara. -¿Qué pasa, Lio?-
-Me habló Pekerman- soltó sin más, sin rodeos. -Justamente vino a España de vacaciones y quiere vernos- esta vez se cubrió el rostro con las manos, frotandolas contra este.
-Uh...bueno- cuando iba a contestarle, frunció el ceño al ver aquel gesto del santafesino por lo que puso sus propias manos encima de las ajenas para alejarlas lentamente de su cara. -No hay nada de lo que preocuparse, Lio. Pekerman no es ningún boludo y una de las mejores habilidades que tiene es el ojo- señaló el suyo con uno de sus dedos mientras hablaba. -Él se dio cuenta de lo nuestro desde el momento en el que decidió ponernos a practicar pases en el primer entrenamiento que tuvimos, algo que él jamás será es nuestro enemigo-
Las palabras de aquel hombre funcionaban mejor que cualquier tranquilizante, pues sus latidos habían disminuido hasta normalizarse nuevamente logrando que esa sensación de dificultad a la hora de respirar desapareciera.
-Vos siempre sabes qué decir para hacerme sentir mejor- tomó el rostro del más bajito entre sus manos, sacudiendolo levemente y llenándolo de pequeños besos.
-Para eso estoy- sonrió y le plantó un enorme beso en la mejilla del más alto. -En cualquier momento se despierta Ana, desayunamos y te vas a dormir directamente porque el cansancio es algo que no podes disimular conmigo- empezó a darle indicaciones mientras pasaba sus manos en su pecho, acariciándolo. -Cuando te despertes, invitamos a Pekerman a cenar a uno de esos restauramentes raros que a él le gustan-
-A sus órdenes- respondió mirándolo fijamente, sonriendo coquetamente acercándose a su oído para hablarle en voz baja. -¿Me vas a seguir manoseando?-
Pablo se alejó de golpe, haciéndose el ofendido.
-¡Sos un maleducado!- empezó a caminar en dirección al baño pero los grandes brazos de Lionel lo detuvieron, jalandolo y envolviendolo para imposibilitarle el paso.
-Y así me amas- le dio un pequeño beso en el cuello, soltandolo lentamente pues el agua ya había hervido así que ahora tenía que encargarse de eso.
-...obviamente- susurró el cordobés antes de irse de la cocina mientras renegaba en voz baja. Simplemente eran la adoración del otro.

traición ♡ scaloni x aimar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora