Capítulo 2

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Katniss

Camino apresuradamente hacia casa, con mil pensamientos pasándome por la mente. Mi cerebro trabaja 500 veces más rápido, haciendome entrar en un frenesí de ira y confusión.

Siempre supe que Gale gustaba de mí, pero el reciente suceso me hace dudar completamente de todos estos años de amistad. ¿Cómo puedo volver a sentirme cómoda cerca de él luego de esto? ¿Qué le diré a Peeta?

Peeta.

Freno en seco, percatándome de que estoy en la entrada de la villa. ¿Qué le diré a Peeta?

¿Debería contarle? ¿Se lo oculto? ¿Cómo se lo cuento? El corazón amenaza con salirseme del pecho.

Me hago presión en ambas sienes con los pulgares, tratando de mitigar el repentino dolor de cabeza que la situación me ha generado. Me agacho y tomo un poco del suelo, el frío al contacto reinicia mi sistema nervioso y me ayuda a calmarme.

Decido ir a casa de Haymitch primero, no quiero que Prim me vea así.

Al llegar, golpeo la puerta varias veces por pura cortesía, pues sé que Haymitch nunca cierra la puerta. al no escuchar respuesta, suspiro y entro. Capto rápidamente el típico olor a una mala mañana para Haymitch, lo que me hace suspirar una vez más. Una vez entro, puedo verlo en el comedor, tal vez dormido, tal vez inconsciente, con al menos 10 botellas alrededor de sí.

-¡Haymitch! - me acerco a él e intento despertarlo - vamos, que hoy son las entrevistas.

Se niega, impidiéndome moverlo de su silla.

Al menos no está muerto.

- Vamos, Haymitch, coopera - es inútil intentar delicadamente, por lo que tomo un vaso medio lleno de lo que probablemente sea wisky y le tiro su contenido encima.

Él despierta agitado, gruñendo como un animal salvaje - ¿POR QUÉ HICISTE ESO? 

- La gira empieza en una hora. Ve y toma una ducha.

- Ya lo había hecho — escupe enfadado.

En eso, Peeta entra a la casa. Al verlo, mi corazón da un vuelco, pues Haymitch me había hecho olvidar lo que acaba de suceder con Gale. -

- ¿Quieres pan, Katniss? - pregunta en un tono que jamás había usado conmigo. 

- No, comí en el bosque, gracias.

- No hay de qué — dice, aún seco.

Haymitch lanza una exclamación de molestia - estaré aquí antes de que las cámaras lleguen - se dispone a subir las escaleras.

- Llegan en dos horas, así que trata de verte presentable — le digo mientras él sube las escaleras.

- ¡Púdrete! - grita desde arriba.

Con él arriba, me acerco a Peeta y lo beso.

Él no me corresponde, endurece los labios y se aparta una vez siente mis labios en los suyos.

- ¿Pasa algo? - pregunto, acariciando su brazo levemente.

- No - responde.

- Dímelo, sabes que no estás actuando igual que siempre.

Por primera vez en el día, me mira a los ojos.

- Los vi.

- ¿A quienes?, ¿de qué hablas?

- Katniss, no trates de ocultarlo. Te vi besando a Gale.

Pongo los ojos en blanco, había olvidado eso totalmente.

- Puedo explicarlo, lo juro — siento cómo mi corazón da un vuelco mientras lo digo.

- No es necesario, entiendo perfectamente.

- No, Peeta, no es lo que parece, él fue quién..

- En serio, Katniss, está bien - me toma el rostro; sus ojos azules brillan por las lágrimas que amenazan con salir - si estás feliz, igual yo.

— Soy fiel a nuestra relación, me conoces, sabes que nunca haría algo así.

Se queda mirándome, sus ojos llenos de dolor me punzan el alma - Debo irme, lo siento - dice luego de un rato de silencio, disponiéndose a salir de la casa.

Cuando la puerta se cierra tras de él, lanzo un grito de desesperación, una lágrima de rabia, sin permiso, baja por mi mejilla.

Decido ir a casa, porque sé que no tiene caso tratar de ir tras él.

Al llegar me reciben mi madre y Prim, a las cuáles saludo débilmente.

- ¿Cómo te fue de paseo, hija?

- No fui de paseo mamá - aclaro. Se supone que ella sabe que cazo en las mañanas - Sólo fui a ca..

- Tenemos visitas - dice Prim antes de que yo termine delatándome ante dos agentes de la guardia personal de Snow, quienes emergen de repente del pasillo que da hacia el estudio.

- Señorita Everdeen, acompáñenos, por favor - dice uno de ellos señalando el estudio.

Obedezco sin reproches, pero con mil preguntas en la cabeza, algo no está bien.

« ¿Qué hace la guardia de Snow en mi casa? ¿Habrá venido a matarme? »

Al estar frente a ellos, toman mis brazos y me empujan hacia el estudio, acelerando mi paso.

Abren las puertas dejándome ver exactamente lo que temía.

- Señorita Everdeen, qué grata sorpresa.

- Presidente Snow...

Sólo eran juegos (En llamas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora