capítulo 32

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Katniss

- maldita sea, Johanna, me matan los pies, además esta niña no ha dejado de moverse desde que nos separamos de Peeta - le digo poniendo, irritada, una mano en mi vientre.

- vamos, descerebrada, hay profesionales cerca, sólo faltan tres kilómetros a lo mucho - ríe maliciosamente.

- ríete todo lo que quieras, tú no eres quién carga a una bebé inquieta que parece pesar mil toneladas en tu útero.

- de acuerdo, agh, maldita sea; si nos matan será tu culpa. Sólo descansarás cinco minutos, eso es todo.

- gracias, señorita condescendiente - le dijo sarcástica.

Le entrego el carrete para poder tratar de calmar a la bebé, también me retiro las botas, sintiendo mis pies palpitar incluso más que mi corazón.

- ¡wow! No sabía que la legenda milenaria de pie grande era real.

- nunca escuché de él, pero capté el mensaje. De todas formas, idiota, son pies de embarazada.

- si vuelves a llamarme idiota, te juro que yo.. - se ve interrumpida por un sonido extraño proveniente de la selva - ¿sabes qué? Será mejor que sigamos caminando, no confió mucho en este lugar.

Asiento un poco renegada y me levanto sin ponerme las botas, Johanna me dice que irá a tantear el terreno, por lo que tomo la oportunidad para caminar un poco sobre la tierra húmeda, lo que me ayudará a bajar la hinchazón de los pies.

- oye, pequeña, debes darle un poco de tiempo a mamá, ¿si?. A este paso la hinchazón de los pies me matará antes de que los profesionales lo hagan.

Decido tomar el carrete y esperar a Johanna, las botas las dejaré aquí para ponermelas cuando volvamos de la playa.

Siento el hilo moverse un poco, al principio pienso que Johanna lo ha pisado sin querer, pero segundos después este se rompe, llegando con toda su velocidad directamente a mi brazo. Al instante preparo mi flecha para la amenaza que se avecina.

Johanna corre desenfrenadamente hacia mí, su hacha en sus manos y una mirada llena de culpa.

Brutus y Enobaria corren eufóricamente hacia nosotras, Johanna se inclina un poco, preparándose para atacar.

Pero cuando creo que habrá una pelea a muerte, el mazo del hacha da en mi cabeza, dejándome en el suelo.

- lo siento, se lo prometí a Peeta.

Con una navaja que guardaba en su bota, corta profundamente mi muñeca, haciéndome ver el infierno con el dolor, parece embadurnar de sangre mi cabeza y cuello, para luego decirme algo que no logro captar muy bien.

Johanna trata de arreglárselas sola contra ambos, yo procuro quedarme quieta, mientras ella trata de mantener la pelea alejada de mí.

Pero Brutus es más listo de lo que Johanna pensó.

- ¡Enobaria!, ¡la mocosa sigue respirando!, ¡no hay cañón!.

Su pie se dirige sagazmente a mi vientre, pero Johanna lo detiene antes de que impacte en él, dándome tiempo para levantarme con un poco de dificultad y tomar el arco.

Dado el momento le disparo a Enobaria en la pierna, quién corría hacia Johanna, mientras recibo un empujón por parte de Brutus, el cual me hace tirar el arco nuevamente.

Mis posibilidades en un combate cuerpo a cuerpo contra Brutus son casi nulas, no tardo en notarlo y al parecer él también.

Le doy un puñetazo en la barbilla, pero lo único que logro es provocarme un horrible dolor en los dedos.

Sólo eran juegos (En llamas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora