Capítulo 8

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( 3 semanas después)

Peeta

Katniss ha accedido hace poco a vivir conmigo, mis padres y hermanos se negaron a dejar su casa de toda la vida así que vivimos solos, lo cuál nos ha dado espacio para hacer muchas cosas que antes no podíamos. 

Vuelvo a casa cansado, ansioso por verla, hoy fue un día muy duro en la panadería, la mayoría de los clientes ahora van para verme, preguntarme cómo fueron los juegos para mí o darme algún regalo.

Veo desde lejos cómo humo negro se esparce por toda la aldea, hay algo quemándose, seguramente.

Llego a la entrada y veo desde lo lejos que lo que se quema es mi casa. 

Acelero el paso para salvar la mayoría de pertenencias posibles, pero luego de pensarlo unos segundos me detengo en seco.

Katniss

Al instante suelto el pan que traigo en las manos y corro con todas mis fuerzas.

Llego a la puerta de mi casa y giro el picaporte, pero la maldita cerradura se resigna a abrirse.

Me doy cuenta de que la puerta está soldada a su marco, al igual que todas las ventanas, incluso las de la planta superior.

- KATNISS, NENA, TE SACARÉ DE ALLÍ - grito buscando una entrada.

Una rosa blanca sobresale entre todas las rosas rojas del arbusto que está junto a la puerta, la tomo lentamente aún sin saber lo que significa.

En ella hay una nota:

Para mi querida Chica en llamas.


«Snow»  - pienso preso por la ira.

De repente escucho una horrible tos y luego un grito ahogado.

- ¡KATNISS!

La ira recorre mi cuerpo, así que la utilizo como una herramienta; con todas las fuerzas que poseo le doy una fuerte patada a la puerta, luego otra, y otra, hasta que esta cae bruscamente.

Al instante entro a la casa, buscando a Katniss desesperadamente.

Las llamas consumen todo, es difícil ver algo y debo tener cuidado de no quemarme, la casa está casi completamente repleta de fuego.

Reviso la cocina, el baño de invitados, la sala de estar, el estudio y el jardín; no está en ninguna parte.

La planta de arriba está aun peor, pero ella está allí.

Subo las escaleras achicharradas quemándome varias veces los brazos y las piernas hasta que consigo llegar arriba.

La puerta de nuestra habitación está soldada tal como la puerta principal y las ventanas.

- Hijos de puta - murmuro - aquí estoy, cariño - toso de una manera horrible - te sacaré.

Después de varios intentos de derribarla, me doy cuenta de que lo único que hago es gastar tiempo valioso, por lo que tomo un pedazo no muy quemado de la barandilla metalizada y abro un agujero lo suficiente grande para pasar.

Ella está a los pies de la cama, la cuál está completamente en llamas, con un sinnúmero de quemaduras graves.

La cargo, ella está inconsciente y su pecho rara vez sube y baja. Acerco mis labios a los suyos y le doy un poco de mi aire.

- Vamos, resiste.

Corro rápidamente hasta su casa, golpeando la puerta desesperadamente con mi pie.

- ¡PRIM, SEÑORA EVERDEEN! ¡ES URGENTE, ABRAN!

Prim abre la puerta mirándonos aterrada.

- ¡MAMÁ, VEN RÁPIDO! ¡ES KATNISS!

- ¿Qué pasa? ¿están bien?

- Snow incendió la casa.

Al instante se apresuran a ponerla en el mesón de la cocina, dónde preparan menjurjes y cosas extrañas.

- Necesito que vayas al quemador y traigas esto lo antes posible - escribe un nombre extraño en una hoja de papel y me lo entrega.

Corro hacia la entrada, apresurándome todo lo que puedo.

- Señora Everdeen - digo antes de salir - planeábamos decírselo de otra manera, pero es importante que lo sepa en éste momento.

- ¿Qué pasa? - dice mientras se detiene y voltea a verme.

- Ella..ella está embarazada.

Me mira con total desaprobación, mientras que Prim se pone a dar saltitos de alegría.

- Ve a conseguir lo que te he pedido, después lo hablaremos.



Sólo eran juegos (En llamas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora