Sólo eran juegos (En llamas)

Capítulo 9

Peeta

Recuerdo ese día como si fuera ayer. Fue, para ser franco, el mejor día de mi vida.

 Pero la noticia era agridulce, casi efímera, íbamos a ser padres, era una felicidad inmensa, pero conllevaba algo que no podíamos controlar por más que quisiéramos: los juegos. Tanto Katniss como yo, sabíamos lo que le pasaría a nuestro hijo o hija.

A pesar de todo, a pesar de saber todo esto, Katniss no se lo tomó como yo esperaba, desde que la conocí sabía que no quería tener hijos; no quería que pasaran por los juegos ni por el miedo de ser elegidos.

Pero no demostró esto en su reacción; aunque al principio demostró no querer tener al bebé, esta fue totalmente diferente a las miles de veces en las que me dijo que preferiría no ser madre en ninguna circunstancia.

Fue tan diferente su reacción, que hasta se permitío emocionarse por la noticia, se permitío llorar; pero no por rabia o tristeza, sino por alegría; iba a ser madre y estaba feliz por ello.

Flashback

Peeta

Hace ya varios días Katniss accedió a vivir conmigo, pero las cosas no han estado del todo bien, Katniss ha estado muy enferma y cansada, por lo cuál necesita de mis cuidados.

Quise que su madre la revisara pero ella se negó rotundamente, dijo que no quería que su madre se preocupara por verla así.

Ha llegado a tal punto de desmayarse, y no una, sino varias veces estos últimos días.

- Katniss, cariño, debemos ir al hospital.

- Ya te dije que no quiero ir.

- Pero estás muy mal y si no quieres que tu madre te revise al menos podemos ir allá.

- No, Peet.. - no logra terminar, ya que se levanta rápidamente de la cama y corre al baño para vomitar por tercera vez hoy.

Casi instantáneamente me levanto y voy hacia el baño, tomo su cabello para que no se ensucie y acaricio su espalda mientras vacía su estómago.

Cuando termina se queda apoyada en el inodoro mientras su brazos tiemblan, sé que está débil, por lo que la tomo de la cintura y la pongo hacia mi regazo.

- Creo que sí debemos ir al hospital - sonríe tímidamente.

- Creo que sí -la meso en mi regazo para calmarla.

Después de un rato, cuando no está tan débil como antes, nos levantamos y la dejo en el baño para que lave sus dientes y se duche.

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- Y dígame, ¿cuánto tiempo lleva así? - pregunta el doctor revisando los latidos del corazón de Katniss.

- Unos días - dice nerviosa, por lo que tomo su mano para darle seguridad.

- Debo hacerle algunos análisis.

- ¿Puede venir conmigo? - pregunta refiriéndose a mí.

- No, lo siento.

- Te esperaré afuera. Todo va a estar bien ¿de acuerdo?

Ella asiente y parte tras el doctor.

Media hora después ella aparece con un sobre en las manos.

- Aquí están los resultados.

- ¿Los leíste? - pregunto - ¿qué tienes?

- No los leí, leámoslos juntos en casa, ¿te parece?