Sólo eran juegos (En llamas)

capítulo 27 (primera parte)

N/A: éste capítulo es un poco largo, así que estará dividido en dos partes.

Katniss

Una pradera de césped alto, rodeada de sauces color rojo y rosa, resguarda la mitad de mi cuerpo, el sol de la media tarde me reconforta, y las risas provenientes de entre el césped llenan mi corazón sin razón alguna.

La explicación de mi alegría sale de la hierba, gateando con una hermosa sonrisa acompañada por hoyuelos en sus mejillas; al verme, la pequeña niña vestida de amarillo acelera el paso mientras balbucea un par de cosas.

Peeta sale de la hierba también, persiguiendo a la pequeña, la cual al ver que éste la persigue, se sienta en el suelo y estira sus pequeños bracitos hacia mí, pidiendo ser salvada.

Sin dudarlo tomo a mi pequeña creación en brazos, justo antes de que su padre la alcanzara, provocando en éste una sonrisa.

- ¡eso no es justo!

- ¡claro que lo es!
¿papá te estaba molestando, pequeña? - le pregunto, provocando en ella una sonora carcajada.

De la nada ella se estira, señalando una flor en el suelo, por lo que la pongo nuevamente allí; ella ve la flor blanca por algunos segundos, luego la corta con su pequeña manita y me la extiende riendo.

- gracias princesa.

Analizo la flor, su centro es azul, mientras que los pétalos tienen un color blanco que termina siendo gris en las puntas, es preciosa.

- de nada mami - al escucharla hablar volteo a verla enseguida. Ya no es la bebé curiosa que cargué en mis brazos hace tres segundos, ahora es una niña de aproximadamente 5 años.

Una duda surge ante el rostro angelical de mi princesa.

- nena, ¿cómo te llamas?

- ¡no te lo diré! - cruza sus brazos.

- ¿por qué no?

- porque, como le dije a papi, si des digo ahoda mi nombre, les quitadé la oportunidad de elegirlo.

La forma en la que habla me enternece.

- ¡de acuerdo pero no me culpes si escojo un nombre terrible!

El viento sopla fuerte, y por un momento, tan fuerte que arranca los pétalos de la flor y los hace volar libremente por el aire. Los sigo con la mirada, hasta que se pierden entre el bosque de sauces rojos y rosas a nuestro alrededor.

- créeme mamá, mi nombre es hermoso, no escogerás un nombre terrible.

Su voz ha madurado, cuando la veo nuevamente me topo con una niña de unos 14 años.

《Maldita flor!, por tu culpa no he podido verla crecer!》pienso dándole la culpa a la flor de presiosa contextura.

- pero necesito que luches, mamá - toma mi mano, y habla como si no tuviera mucho tiempo para hacerlo - debes luchar por todo esto. Sálvarnos, a los tres, no te rindas por nada y sigue luchando por mí; yo te estaré apoyando desde donde me encuentro en este momento.