capítulo 27 (segunda parte)

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CRÉDITOS DE LA IMÁGEN A @AVOXSERUM EN INTAGRAM.

N/A: se confundirán porque ya lo subí, pero le agrege música al punto de vista de Peeta, así que les pido que lo lean al ritmo de la canción y disfruten la última parte otra vez.

...ahora somos 12.

La ola llega a la cornucopia, donde choca con una de esas malditas paredes invisibles que empiezan a preocuparme. El choque logra bajar la velocidad de esta, haciendo que cuando llegue hacia nosotros simplemente nos roce los pies.

«¿qué mierda tratan de hacer?»

De la nada, unas extrañas criaturas aparentemente vinotintas salen de la selva, al parecer algo aturdidas.

No tardo ni 10 segundos en tener el arco cargado en mis manos.

Parecen agotadas o tal vez heridas, una de ellas va dando tumbos y vueltas, cono si se hubiese golpeado la cabeza o simplemente estuviera loco.

Dos de ellos se dirigen al mar, mientras el otro de queda parado gritando un par de cosas.

- no creo que sean mutos - le digo a Peeta.

- tal vez lo sean, pero de una clase que no habían mostrado antes.

Pero Finnick parece saber que son esas cosas, ya que corre hacia ellas con el rostro iluminado.

- ¡Johanna! - exclama.

Al parecer no son mutos o algo parecido, son personas.

«genial!, más aliados» pienso sarcásticamente y descargo el arco.

Aún es inexplicable porqué están cubiertos de esa extraña sustancia.

- ...nos tardó más de una hora el salir de la selva, la maldita sangre nos entraba por los ojos.
Había sangre espesa y olorosa que nos cubría completamente. Además perdimos a Blight - ha dicho algunas cosas más, pero me ha sido imposible escucharlas desde lejos.

Ahora lo entiendo, sangre, a eso se debe su color.

- ¿qué pasó con él?

- toda la noche corrimos, el cansancio y la sangre en sus ojos terminaron haciéndolo chocar contra un campo de fuerza.

Miro a Peeta al instante, recordando lo que pasó ayer.

Y logro recordar. Blight, su compañero de distrito.

- lo siento mucho - Peeta le da su pésame.

- no era excepcional, pero me recordaba a casa.

Me acerco un poco más, ocultándome tras Finnick.

Al parecer Johanna me ve, por lo que camina hacia mí.

- ¡allí está! ¡Mirenla! No te creí la primera vez, pero bueno; no creo que esto sea falso - toca mi vientre con el mazo de su hacha.

Golpeo el mazo alejándolo de mi bebé.

- ni se te ocurra volver a tocarla - la amenazo.

- tranquila nena, estás embarazada pero aún puedo cortarte la garganta.

- no te atreverías.

- ¿quieres probarme? - se acerca amenazante.

Finnick se pone en medio - nadie le cortará la garganta a nadie.

Mi vista se dirige hacia el mar, donde, ahora sin tanta sangre, reconozco a Wiress y Beetee.

Me acerco a ellos para saludar, pero algo me detiene.

Sólo eran juegos (En llamas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora