Otra vez Dylan lo hizo. Me dejó ahí como si nada y se marchó.
Todos estaban pendiente cuando salí del baño. Yo me despedí y me marche a mi casa.
Cómo puede comportarse así, como logra confundirme tanto. Intento alejarlo, pero se acerca, respira, me habla y ya caigo nuevamente.
Hoy no quiero hablar con nadie. Suerte y no veré a Bruno. Lo he llamado antes y le conté en dónde estaría. Él se lo tomó bien, por supuesto, así tendría más tiempo para su trabajo.
Al entrar a casa, me llama Mily, nuestra ama de llaves. La verdad para mí es mi familia.
—Mi niña te buscan en la cocina —informa.
¿Quién será?
Al entrar a la cocina me encuentro con Brisa. No la fui a ver, con tantas cosas en mi cabeza.
—Hola Brisa —la saludo—. Disculpa que no te haya visitado, es que estuve un poco ocupada.
—Tranquila —contesta—. Disculpa que te moleste nuevamente pero tengo un problema.
—Cuéntame Brisa en qué te puedo ayudar —Me siento a su lado.
—Mi hija mayor se gradúa y... —No sabe cómo continuar—... me da vergüenza, pero no puedo comprarle un vestido. Pensé que tú tendrías uno que prestarle. Prometo cuidártelo.
—Tengo una idea mejor —expreso—. Yo le regalaré un vestido a tu hija. Me encargaré de su vestido, zapatos, pendientes todo.
—Muchas gracias, pero...
—No tienes que agradecer Brisa, lo hago con gusto. ¿Para cuándo es la graduación? —intervengo antes de que ponga una excusa.
—Dentro de dos días —contesta.
—Está bien. Mañana iré a verte y te llevo mi regalo —le comento
—Que pena señorita...
—Alessandra, Ale si lo deseas, pero no me digas más señorita. No tienes que agradecer nada Brisa.
—Y cuéntame, ¿has comido? —pregunto.
—Sí señ....Ale
—Mily -la llamo.
—Dime mi niña.
—Por favor, empaca comida para Brisa.
—Sí.
—La última vez no te pregunté por tu familia —comento.
—Tengo dos hijas —comenta—. Sofía, la que se gradúa y Samantha, tiene once años.
— ¿Tienes esposo? —pregunto.
—No Ale. Nos abandonó.
—Cuanto lo siento Brisa.
—Yo no —comenta—. Era un borracho. Yo sola he sacado a mis niñas adelante.
—Eres una guerrera.
En eso, Mily traes bolsas.
—Toma Brisa. —Le entrego las bolsas.
—Gracias Ale —responde educada.
—Brisa, ¿tienes fotos de tus hijas?. Me gustaría verlas —digo justo antes de que alcanzara la salida.
No puedo comprarle un vestido a alguien que no he visto.
—Sí —comenta buscando en su cartera—. Siempre la llevo conmigo. Porque cuando no sé cómo seguir, solo miro la foto. —Me entrega la fotografía.
ESTÁS LEYENDO
Inmune a ti [Inmunes 3]
RomanceAlessandra tiene una vida casi perfecta. Trabaja en lo que ama y está a punto de celebrar su compromiso con un hombre correcto y de prestigio. Pero la vida no es perfecta como creemos. Alguien importante de su pasado aparece justo cuando menos lo e...