Llego a casa de Bruno. Ha pasado tiempo, pero todo sigue igual. Me siento algo rara. Mi pequeña dormía en mis brazos mientras Bruno trae las maletas.
—Te quiero mostrar la habitación que he preparado para nuestra hija —me dice Bruno.
Sigo sus pasos hasta que llegamos a una puerta rosa. La abre y se mueve a un lado dejándome pasar.
La palabra hermosa resplandecía con lucesitas. Todo era decorado en tonos rosa y blanco. Las paredes contenían grandes mariposas. Tenía una cama pequeña a juego con los dibujos de las paredes. Muchos peluches de todos tamaños. Todas las princesas de Disney dentro de una mini-casa de juguete. Cojines con fotos de ella plasmado desde que nació. Una mesita pequeña rodeada de diminutas sillas. Era una habitación hermosa.
Acomodo a Ashley sobre la camita y le doy un beso en su frente.
Me acerco a Bruno y le doy las gracias.
—Gracias por cómo has sido con ella— le digo. Él sonríe, intenta acercarse más pero me alejo.
No puedo estar con él como si nada. No. No lo amo, ni siquiera me gusta. Incluso durante mi embarazo, cuando tuve las hormonas alborotadas, no me acosté con él.
—No puedo Bruno —expreso y salgo de la habitación de la niña.
Voy en busca de mi teléfono para marcarle a Eileen, quiero decirle que estoy aquí para que conozca a la niña y también me muero de ganas por conocer a su niño.
Bruno se sienta a mi lado.
—¿Hay algún problema con que llame? —pregunto con mala cara.
—Ninguno —responde—. Puedes hacer lo que quieras. No te obligaré más nunca a nada. Eso sí Ale, jamás permitiré que alejes a la niña de mi lado. La quiero, es mi hija.
Él teléfono ya está dando tiembre. Luego del tercer tono Eileen descuelga.
—Ale —contesta. La escucho un poco agitada.
—Ei si no era el momento correcto para constestar me hubieses colgado y después me llamabas...
—Ha ocurrido algo... —Siento el miedo en su voz—. No quiero preocuparte...estás muy lejos, no puedes hacer nada...
—Dime que pasó Ei —le digo. Ya estoy preocupada—. He vuelto.
—¿De veras? —dice asombrada—. Dylan tuvo un accidente...—No ha terminado de hablar y ya me levanto rápido del sofá.
—Iré para allá ahora —le digo—. Enviame la ubicación.
—Está bien Ale —dice y cuelga.
—¿Qué ha pasado? —pregunta Bruno.
—Dylan tuvo un accidente —le digo y no sé por qué motivo alguna expresión de susto aparece en su rostro, aún así lo ignoro—. Necesito ir a verlo y llevaré a la niña conmigo. No pienso escaparme, así que no tienes de que preocuparte.
—No hay problema —responde—. Iré contigo.
—Bruno —me quejo—. No tienes nada que hacer ahí.
—Pero iré Alessandra —comenta con total tranquilidad—. No estoy en contra de que lo quieras ver, pero iré contigo.
—Como quieras Bruno —digo. No tengo ánimos para liberar ahora una batalla con él.
Voy hasta el cuarto y tomo a mi hija en brazos. No la dejaría sola con Bruno tampoco. Sé que debe estar muerto de miedo porque pueda alejarme con mi hija, y eso puede darle el motivo de escaparse con ella. Créeme que ese hombre adora a esa niña desde que nació. En mi vida vi llorando a Bruno, sin embargo cuando el la tuvo en brazos al nacer, lo hizo.
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Inmune a ti [Inmunes 3]
RomanceAlessandra tiene una vida casi perfecta. Trabaja en lo que ama y está a punto de celebrar su compromiso con un hombre correcto y de prestigio. Pero la vida no es perfecta como creemos. Alguien importante de su pasado aparece justo cuando menos lo e...