Video en multimedia, la canción perfecta para el capítulo 🔥...Sin más, ¡¡¡que arda Troya!!!
Contado por Aiden Stone
Hace algunos años me convertí exclusivamente de una sola mujer. Años en los que no he dejado de follar en cada puto lugar que se me antojara. Años en los que me he comido el mejor postre que pueda existir. Años en los que mi boca solo han disfrutado de un par de tetas. Años en los que mi erección solo ha entrado a un coño. Años en los que escuché los gemidos de una sola persona. Años haciendo correrse y yo corriéndome con la misma mujer.
Y ¿saben qué? No me he aburrido ni un maldito día. Ella está hecha a mi medida.
Lo que pienso hacer hoy, no es porque necesite estar con otra persona. Yo conocí tantos coños como pelos tengo en mi cabeza y sigo afirmando que el de mi mujer es el que me encanta y me trae loco. Lo que estoy a punto de hacer es un puto juego, una forma de provocarla y volverla loca.
Me deshago de mi ropa y me siento en la cama, con la espalda apoyada en la cabecera. La pelinegra se acerca a mí solamente unas bragas. Agarra con sus manos mi sexo y empieza a chupar la punta.
Escucho pasos cada vez más cerca, la puerta se abre y por ella entra mi chica. Fallé con esto estrepitósamente. Keira trae puesto una blusa rosa prácticamente transparente y una diminuta braga del mismo color.
Me vuelve como loco saber que el tipo que la trajo hasta aquí haya visto todo lo que es mío pero intento controlarme.
Dejo que la pelinegra siga su función, intento concentrarme en ella, pero no puedo, mis ojos recorren a mi mujer, que acaba de caminar de un lado a otro para que yo observara como le quedaba la lencería. Estoy babeando por ese culito y esos pechos que me encantan.
¡Joder! Siento como crece mi erección en la boca de la pelinegra. ¿Cómo puede ser que justo se me ponga dura cuando entra Keira?
Ella se acerca a la cama, con la mano a su espalda. Que tendrá en su mano que desde que llegó intenta ocultarla. Toma sus bragas y las baja por completo tirándolas a un lado de la habitación. Finalmente veo un consolador en su mano. Se quita la blusa mostrando sus duros pechos.
“De provocador me convertí en provocado”
Sube a la cama y se sienta muy cerca de mí. No sé que coño está haciendo la pelinegra, solo pienso y observo a mi mujer.
—Quiero mostrarte lo mojada que estoy —expresa sensual—, y lo podría estar aún más para ti.
Keira enciende el vibrador y lo lleva hasta su clítoris. Puedo ver su sexo húmedo. Saboreo mis labios pensando en lo delicioso que se ve y las ganas enormes que tengo de comérselo. El aparato se mueve a una velocidad envidiable sobre su clítoris. Keira gime descontrolada. Se acuesta completamente en la cama, abre más sus piernas, dándome la oportunidad de tener una vista increíble de su sexo.
— Márchate —le digo a la pelinegra. Keira no se inmuta y sigue dándose placer.
Lleva su mano libre a la punta de su seno y tira de él. Su forma de respirar, su sexo, la forma de tocar su pecho me indica que está a punto de tener un orgasmo. Y no, eso se lo daré yo.
Así que le quito el aparato. Ella bufa.
—No dejemos que se desperdicie nada — le digo—. Córrete en mi boca.
Me acuesto en la cama y ella se sube encima de mí, colocando en mi boca su sexo. Mi erección se hace notable al tener por fin ese manjar en mi boca. Succiono, lamo con todas las ganas que tenía acumulada desde que me abrió las piernas. Ella se inclina hacia delante llevando su boca hasta mi sexo. Nos damos placer mutuamente, retándonos a ver quién pierde el control más rápido, haciendo que se intensifiquen los gemidos en cada lamida y succión. Llevo mis manos a su hermoso culito y lo aprieto. Ella, con una mano empieza a darle masajes a mi sexo en perfecta combinación con su boca. Me tenso, mi erección quiere explotar. Pero antes de correrme, chupo a lo bestia todo su sexo sin darle tregua.
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Inmune a ti [Inmunes 3]
RomanceAlessandra tiene una vida casi perfecta. Trabaja en lo que ama y está a punto de celebrar su compromiso con un hombre correcto y de prestigio. Pero la vida no es perfecta como creemos. Alguien importante de su pasado aparece justo cuando menos lo e...