19. Dylan

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Aquí estoy, acostado sobre la jodida manta del patio de mi casa. Hace años no me sentía como me he sentido hoy. He bebido más de la mitad de la botella de whisky y aún siento este dolor en el pecho. Joder que yo me prometí a mi mismo no volver a sentirme como aquella vez. Que yo cambié, no soy como antes, nada puede afectarme.

Otro buche de whisky. ¡Otro más! Pienso beber hasta que pierda el conocimiento.

Mi teléfono suena, es Aiden. No voy a contestar, jamás permitiré que me vean así. Vuelve a sonar el teléfono, está vez aparece en la pantalla el nombre de Liam.

—Joder que no voy a hablar con nadie —grito.

Miro el puto lugar donde estoy. La mente juega en mi contra. Me acuerdo de ella. La dejé ir. Dejé ir a la única chica que me ha importado en toda mi vida. La dejé ir por mi maldito orgullo.

Vuelve a sonar el teléfono, está vez es mi madre. No pienso hablar con nadie. Necesito estar solo. Tiro el teléfono a un lado.

Sigo bebiendo como si no existiera un mañana.

Escucho ruidos, pero los ignoro. Tengo tantas cosas en mi cabeza que lo que menos me preocupa es que alguien intente entrar aquí.

Observo a Liam encima de la cerca del patio. Qué demonios hace este imbécil allá arriba. Igual y no podrá tirarse a esa altura.

¡Sí lo hace!

Pero ahí no queda todo. Puedo ver a Aiden también encima de la cerca. También se lanza como si eso estuviera a pocos centímetros.

Llegan hasta mí y se tiran a mi lado. No quería que me vieran de esta forma. Liam agarra la botella y se da un buche, lo mismo hace Aiden.

—Si no contesté el teléfono es porque no quiero hablar con nadie ¿No lo entienden? —me quejo.

—A mí qué demonios me importa que tú no quieras hablar con nadie —bufa Aiden—. No te dejaremos solo. Eres un imbécil. Tú piensas que nosotros no sabemos que lo de Alessandra te afecta y que la quieres de verdad.

—Habló Aiden desde la experiencia —me burlo.

—Si hubiese aparecido otro chica —responde él—. Tal vez entendería que nada te afectara, pero estamos hablando de Alessandra, es la única chica de la que te has enamorado.

—Es que no debería afectarme —digo y me doy otro buche—. Soy Dylan, un descarado que vive en el club tirándose a mujeres sin compromiso.

—Sí eres ese Dylan —se burla Liam—, pero ese Dylan solo existía cuando no estaba Alessandra y ella regresó.

— ¿Tú qué haces aquí? —protesto—. A Eileen la deben estar volviendo loca los antojos.

—Recuerdas cuando yo la perdí —expresa—. Tampoco quería ver a nadie y tú te sentaste ahí con una botella a beber conmigo. No te dejaremos solo imbécil hasta que decidas levantarte de aquí.

— ¿Cuántas veces más me llamarán imbécil? —me quejo.

—Las que sean necesarias —responde Liam—. Hasta que dejes de comportarte como uno.

***
No sé en qué momento llegué a mi cama, pero aquí amanezco acostado. La cabeza se me quiere explotar del dolor. Voy hasta el baño a ducharme.

Joder, aún siento un sentimiento raro en el pecho.

Tardo unos minutos en ducharme. Busco en el armario un bóxer y me lo coloco. Tomo un pulovers gris y un pantalón a juego.

Recuerdo a Aiden y Liam ayer conmigo en el patio. No quería que me vieran de esa forma, pero, ellos son como yo. En su momento cuando estuvieron mal no los dejé solos.

Inmune a ti [Inmunes 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora