11 Alessandra

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Está haciendo demasiado calor aquí. Necesito tenerlo nuevamente en mi interior, volver a sentirlo. No sé cómo lograré salirme con la mía, algo se me ocurrirá, pero Dylan va a concederme hoy lo que yo quiera.

Llegamos al barrio de Brisa. Solo pienso en lo que pasará cuando salgamos de aquí. Bajo del auto y me detengo.

¡Joder! Tenía planes para Dylan.

Bruno está apoyado en la parte delantera de su auto.

Al estar frente a él lo saludo. Mira a Dylan con desconfianza pero finalmente le estrecha la mano. Dylan se mantiene en calma. Sé que a mi chico nadie es capaz de ponerlo de los nervios...

¡Bueno, yo sí, estoy segura!

— ¿Nos vamos? —pregunta Bruno—.  Tenemos muchas cosas que hacer.—Sonríe.

Observo de reojo como Dylan tensa la mandíbula.

—Está bien —le contesto sin emoción alguna—. Me despediré de Brisa y la peque, ya regreso.

Camino con Sami hasta la casa de Brisa.

—Tío Dylan me gusta más —comenta la nena.

¡A mí también pequeña!

Yo solo río y me limito a no contestar.

Brisa abre la puerta al sentir el segundo toque.

— ¿Cómo ha sido? —pregunta Brisa.

—Todo bien Brisa —le sonrío—.  Mañana te contaré detalles. Me marcho, mi prometido me espera.

—Pequeña —le digo a Sami—. Eres la mejor niña del mundo y ya te quiero.

—Yo más tía Ale.—Ella se queda rectificando lo que acaba de decir—. ¿Puedo llamarte tía?

—Claro que sí preciosa —le respondo—. Nos vemos mañana.

Al volver hasta Bruno, ya Dylan se había marchado.

— ¿Cómo sabías la dirección exacta de dónde me encontraba? —le pregunto mientras vamos en el coche de camino a no sé qué lugar.

—Solo averigüé. —Eleva los hombros, restándole importancia a la situación.

—Cuéntame —pide antes que mencione alguna palabra—. ¿Dónde estabas?

—Fui a la escuela de Samantha.—Me mira incrédulo. No sabe quién es Samantha porque ni siquiera la saludó cuando llegamos—. La pequeña que iba de mi mano. Brisa no pudo ocuparse de una actividad de la escuela y me he ocupado yo.

—Y cómo llegó Dylan ¿no? —indaga y afirmo—. Contigo.

—Dylan iba a utilizar esa zona para construir un hotel. Cuando he llegado había un caos tremendo. Me ha tocado convencer a Dylan para que busque otro maldito lugar...

—¿De qué forma lo has convencido? —otra pregunta de Bruno.

Sentándome a horcajadas sobre su duro sexo o haciendole una mamada...que se yo.

— ¿Cómo crees Bruno? —interrogo con total serenidad—. Hablando.

—No te enojes —expresa

—Es que siento desconfianza.

—No cariño —comenta y pasa su mano por mi muslo—. Eso nunca.

Llegamos a una casa en medio del bosque. Es pequeña y llena de cristales, se puede ver el interior prácticamente desde afuera.

Al bajarnos del auto Bruno no me ha dado chance de observar la casa, me carga en sus brazos y me lleva directo a un cuarto.

La última vez el deseo que había dejado Dylan hicieron que me entregara a Bruno. Hoy, a pesar de que estaba bastante deseosa de Dylan y de todas las cosas que haríamos cuando dejáramos a Sami en su casa, no estoy de humor para Bruno. No me apetece...

Inmune a ti [Inmunes 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora