CAPÍTULO 19

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POV ALESSANDRO

—Iré a comer con Sofia, ¿vienes?

Quité la vista de la pantalla y negué, tenia aun mucho trabajo.

—No cariño, tengo algunas cosas por hacer —agarré mi teléfono y le di aviso a Jeremy—. No te alejes de los guardias, por favor.

Me levanté y agarré su cintura para atraerla a mí.

—Creo que seria mejor quedarme, así comeremos juntos —negué de inmediato—. Pero quiero....

—Sé que necesitas hablar con ella, ve y despeja tu mente, que lo que pasó con tu padre en la mañana no te afecte —subí mis manos hasta su rostro y la besé—. Nos vemos en casa.

—Esta bien, te prepararé algo rico de comer —me besó una última vez y se fue.

Llamé a Kylie para que subiera y de nuevo estuve frente a la pantalla, debía de revisar algunos correos, leer varios documentos y lo mas importante, dar con quien me estaba robando en mi propia cara.

Leves golpes se escucharon en la puerta, segundos después entró Kylie.

—Dime por favor que tienes buenas noticias, Ky —pedí suspirando, esto ya me tenia cansado.

—Lo siento San, pero hay algo.

Ambos éramos buenos amigos, nos conocíamos desde la universidad y sí o sí, sabía que quería tenerla en mi empresa, era tan inteligente, dedicada y una de las mejores en su profesión. Solo algunos sabían de nuestra amistad, cuando estábamos trabajando y con personas alrededor, éramos jefe y empleada, pero aquí en mi oficina, estando los dos solos, éramos los mejores amigos.

—¿Qué cosa? —quise saber. ¿Acaso era una luz al final del túnel?

—Hablé con un amigo, es un as para las computadoras y la razón por la que no encontramos quien ha estado sacando dinero o el titular de la cuenta en el exterior, es porque han borrado todos los datos con un tipo de programa muy avanzado, no dejan rastros.

—¿Y? —insistí, necesitaba una solución.

—Va intentar encontrar algo, lo que sea que nos pueda ayudar —asentí, no muy a gusto con la respuesta.

—Y mientras esa persona sigue robándome —asentí levemente—. Que bien, sabes de hecho debería empezar a no se —llevé mi mano a mi barbilla—. Robar un poco más, ¿Qué es un millón de dólares para mí? Nada.

—Deja tu sarcasmo en otro lado, también me molesta no dar con la persona, pero...ambos sabemos que ese millón no es nada. ¡eres malditamente Billonario! —se quejó en tono de burla—. Yo con mis humildes cien mil dólares y tú con un millón.

—Él dinero no importa, solo quiero saber quien me roba y mandarlo a una maldita prisión —miré el reloj y bufé, quería estar con mi esposa—. Quiero irme ya, quiero estar con mi esposa.

Saltó en su lugar de repente y me acuso.

—¡De eso te quería hablar! ¡maldito! ¿Cómo pudiste casarte y no invitarme? —se cruzó de brazos enojada—. No te lo perdonaré, Alessandro Lombardi.

Mierda

—Lo siento, pero fue algo muy íntimo, solo estuvieron los testigos...pero pretendo darle una boda como se merece y serás la invitada de honor en ella. Ahora —me levanté y agarré mi teléfono—. Vamos a comer algo, muero de hambre.

—Te perdonaré solo porque también tengo hambre.

Ambos reímos y nos dirigimos a la puerta, cuando la abrí me di de cara con mi padre, no se veía de un buen humor que digamos. Estaba enojado, eso era claro.

REFUGIO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora