CAPÍTULO 26

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Alessandro se había ido sin más, ni siquiera me explicó la razón...solo se fue y por su rostro, sabia que era algo serio... pero ¿qué?

Me quedé más tiempo para aprender cómo eran sus terapias y poder hacérselas algunos días cuando estuviera en casa, media hora después Joseph llegó para darme buenas noticias, podría ir a ver a Lucia, así que me despedí de Nicolas y fui hacia el cuarto donde acababan de traerla, era al lado...estarían juntos.

—Mami —susurró en cuanto me vio.

Corrí abrazarla y mi alma volvió al cuerpo, saber que estaba bien dentro de lo que cabía era un alivio para mí.

—Esta dopada, así que en cualquier momento se dormirá —me indicó.

—¿Cuánto tiempo dormirá? —quise saber, siempre me daba un poco de temor el que la durmieran.

—Tal vez cinco horas —respondió, mirando su reloj—. Lucia esta monitoreada, cualquier cosa que pase con ella, este aparato me avisará...además tendrá una enfermera las 24 hrs.

Asentí, relajándome por esa parte.

—Me quedaré hasta que se duerma, después volveré... tengo que ver que sucede en las empresas, Alessandro se fue sin decir nada.

Dije, tal vez él sabia algo que yo no.

—¿Aun no han solucionado el problema? —preguntó extrañado—. Pensé que sí, me dijo que hoy temprano tendría la solución a todo.

—¿A todo? —fruncí mi ceño sin entender—. ¿Qué es todo, Joseph?

Supo que había hablado de más, pues su rostro de sorpresa me lo hizo saber.

—Maia, no soy quien para decirte las cosas que por lo general se tiene que decir entre ustedes dos —me miró disculpándose y asentí, lo menos que quería era que tuvieran un problema entre amigos—. Puedes irte tranquila, Lucia estará bien.

Asentí, el se marchó y rápidamente saqué mi teléfono. Necesitaba que Sofia averiguara un par de cosas.

—Hola Maia —saludó efusiva—. ¿Cómo esta todo?

—Lucia esta en el hospital —comenté, se me había olvidado decirle y se enojaría muchos si pasara mas tiempo sin llegar a enterarse de lo que estaba sucediendo.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué pasó?! ¡pero si la vi hace dos días y todo marchaba correctamente —se empezó a escuchar mucho ruido alrededor—. Ya estoy saliendo para allá.

Y esa era la razón por la que la amaba tanto, era tan única, amaba a mi hija de una manera muy especial que aun no lograba entender.

—Insuficiencia cardiaca, pero ya esta todo controlado, esperamos algunos exámenes para saber el siguiente paso —expliqué, para que se lograra tranquilizar un poco—. Necesito que me hagas un favor.

—Lo que sea —dijo rápidamente.

—Necesito saber en dónde estuvo Alessandro esta semana pasada, ¿con quién?, todo lo que puedas encontrar...por favor.

—¿Acaso estas desconfiando de tu esposo? —quiso saber—. ¿Qué podría hacer el para que desconfiaras? Ese hombre te ama con locura...

—Solo hazlo...por favor —supliqué, sentía una corazonada muy grande.

—Esta bien, en diez minutos estaré llegando —Anunció.

—Iré un momento a la empresa, te veo cuando vuelva —nos despedimos y colgué.

[...]

Le había llamado más de diez veces en el camino a la empresa, pero no me agarraba el teléfono y no entendía la razón, al llamar a nuestra secretaria me confirmó que se encontraba en su oficina.

REFUGIO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora