CAPÍTULO 29

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—¿Qué hace ella aquí? —fue lo primero que preguntó.

—Basta —ordenó Alessandro—. No quiero que empieces mamá, ella esta aquí porque es mi esposa y la madre de Nico.

Que de sus labios salieran esas palabras, me habían llegado al corazón. Fue inevitable que no sonriera.

La madre de Nico.

Sonaba muchísimo mejor que en mi mente.

—Tiene que acostumbrarse —dije.

Si las miradas tuvieran poder, yo estuviera muerta sin duda. Pensé que se iría, pero se acercó a ellos y cargó a Nico entre sus brazos mientras susurraba algunas cosas en su oído, se veía que lo amaba demasiado.

—Tu padre estaba en un viaje de negocios, en cuanto terminé volara hacia acá e igual Richard y Loren, estaban tan emocionados —le comentaba a Alessandro, quien lo único que hacía era asentir, toda su atención la tenia Nico.

—Lamento dañarles el momento, pero debo llevarme Nico para realizar algunos exámenes y pruebas, necesitamos en que estado se encuentra y saber si todo marcha bien con su cerebro.

—¿Puedo estar con él? —preguntó de inmediato—. No quiero separarme.

—Lo siento amigo, pero no podrás...tardaremos un par de horas, así que recomiendo que vayan a casa, yo los llamaré cuando puedan volver.

Alessandro negó rotundamente y lo entendía, era exactamente lo que yo haría.

—Yo me iré, esperaré a tu papá en casa...no quiero tener que pasar mas tiempo con personas desagradables —se despidió de Nico y lo acostó en su cama—. Nos vemos más tarde.

Yo también me despedí de Nicolas y salí, pero Alessandro me alcanzó en el pasillo.

—Quiero pedirte que me perdones, Maia —agarró mis manos y las besó—. No debí reaccionar de esa manera, todo se me juntó y el escuchar esa acusación en contra de mi mamá fue...no supe manejarlo, pero no es una excusa por como reaccioné.

—No me crees, ¿verdad? —inquirí, soltándome de su agarré—. Piensas que estoy mintiendo.

—Claro que te creo con respecto a Amelia, sería capaz de hacer cualquier cosa para que no estemos juntos, pero

—Tú madre también seria capaz de hacer cualquier cosa para que te cases con Amelia —aclaré, tratando que entrara en razón.

Sabía que era difícil para él, era su madre de la que hablábamos y era difícil imaginarse a tu madre robándote.

—Ella no sería capaz de robarme, sabe todo el trabajo que pasé para llegar a donde estoy, ella lo vivió conmigo y sabe cuánto amor le tengo a mi trabajo —me crucé de brazos y bufé—. No creeré hasta ver las pruebas, no me pidas más.

—Las tendrás, mi padre pronto las enviará y Kylie esta buscando por aparte —me detuve al saber que no debía decirlo.

—¿Tú padre? —inquirió sarcástico—. La misma persona que no te protegió y a pesar de todo aun quería que te casaras con el maldito de Esteban... ¿ese padre?

—Tiene un código de honor y Esteban lo manchó —traté de explicar—. Él llamó a mi padre para comentarle sobre el plan que tenía con tu madre y Amelia, algo que mi padre ama más que a nada es la reputación y su apellido. Todos sabrían que soy su hija, que le robé a mi esposo...él no podría tolerar algo como eso.

—Así que te ayudó —asintió, sabía que no me creía—. ¿A cambio de qué? ¿Cómo sabes que es verdad lo que te enviará? Si solo quiere difamar a mi madre, ¿has pensando eso?

—¿Por qué haría algo como eso? No tiene nada con tu madre —respondí—. Tu madre sabe del robo...me dijo que tu estabas comiendo con Amelia y sus padres, me recalcó que no estarías con una ratera.

Sus ojos se pusieron vidrioso y gruñó de frustración.

—AAAAh —gritó, golpeando la pared una y otra vez.

No hice nada, solo lo dejé ser, tenia que descargar su ira y frustración con algo y si había encontrado esa manera, que bien.

—Es difícil...lo sé.

—Solo quiero disfrutar a mis hijos, no quiero pelear con mi esposa... ¿podemos olvidar esto y empezar de nuevo? —me preguntó.

—No Alessandro, no hasta que todo salga a la luz y lo siento si no estas preparado para saber la otra cara de tu madre...pero no dejaré que intenten dañar nuestra familia...no podemos quedarnos sin hacer nada o volverá a suceder y esta vez será algo más grande —me acerqué y agarré su rostro entre mis manos—. No confío. en mi padre, pero si en Kylie y si esa información coincide con la de él...sabremos que dijo la verdad.

—Está bien Maia, lo haremos como dices —me jaló hacia él y nos abrazamos—. Te extrañé...no sabes cuánto.

[...]

Sabía que debí dejar de ser ingenua y saber que las personas no cambiarían de la noche a la mañana, mi padre era un claro ejemplo. Ese día no llegaron ningunas pruebas, ni al siguiente. Alessandro no tocó el tema, aunque con sus miradas me lo había hecho saber...seguía pensando que su madre no estaba en todo esto, pero Kylie aún seguía en la búsqueda y tenia la certeza que encontraría muy pronto algo que incriminara Elizabeth y Amelia.

Era nuestra primera mañana en familia, Nico estaba con nosotros después de que todos los exámenes salieran perfectos...todos los días tendríamos a una persona con él, que lo ayudaría en su recuperación del habla, de la motricidad, sería un largo camino, pero lo lograríamos con paciencia y amor. Pude conocer sus abuelos maternos, unas personas muy hermosas y cariñosas, compaginamos muy bien y estuvieron contentos sobre yo dándole ese amor materno que su nieto necesitaría.

Ellos no vivían en la ciudad, así que estarían viviendo con nosotros por un tiempo, estaba encantada de que fuera así.

Estábamos los cuatro en la mesa, Richard y Loren habían salido desde muy temprano.

Yo le daba una papilla de manzana a Nicolas, mientras Alessandro supervisaba que Lucia desayunara todo.

—Amo —dije, atrayendo la atención de Alessandro.

—¿Cómo? —preguntó confundido.

—Amo esto —señalé sonriendo—. ¿Es como te lo imaginabas?

—Es muchísimo mejor —sonrió y guiñó un ojo—. Tengo una sorpresa para la noche...quiero que estés lista.

—Ok.

Media hora después, nos estábamos despidiendo de nuestros niños, contratamos a dos niñeras enfermeras, que se encargaría de ambos, Emma no estaba para esos trotes, así que solo estaría al pendiente de que todo marchara bien.

—Hoy comeré con Sofia, la universidad la tiene al límite y no tenemos mucho tiempo como antes —le avisé en cuanto entramos al automóvil, este asintió.

—Tengo un par de reuniones, así que comeré en la oficina —Su celular empezó a sonar y contestó—. Hola papá... ¡¿por qué suenas tan alterado?! ... ¡¿Qué mierda?! ...Tengo reuniones que no puedo a trazar, pero iré cuanto antes...no te preocupes, lo arreglaremos.

—¿Qué sucedió? —pregunté apenas colgó.

—Tu padre...eso sucede Maia —respondió con ira—. Canceló contratos de millones y ahora no da la autorización para cerrar un importante acuerdo, mi padre estuvo buscando este acuerdo desde hace meses.

Tragué fuerte y maldije entre dientes.

¿Por qué seguía haciendo cosas como esta?

—Tal vez si hable con él...

—No, quiero que te mantengas alejada de ese mentiroso, ya veré yo como podré arreglar esta mierda —llevó su mano a la cien—. Conduce más rápido Jeremy.

¿Qué ganaba con todo esto? ¿acaso las pruebas eran una mentira?

Claro que hablaría con él, tendría que detener todo esto. 

REFUGIO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora