CAPÍTULO 6

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POV Alessandro.

Miré de reojo a Maia, encontrándola terriblemente serena. Pensaba que estaría nerviosa al tener que conocer a mis padres, yo estaba nervioso. Necesitaba constantemente tener el control de la situación y el no tenerlo me inquietaba, cualquier cosa podría suceder sin yo saber.

Entrelacé nuestras manos sin previo aviso, la miré nuevamente pero no se inmuto.

¿Acaso pasaba algo?

—Maia —nos detuve un momento, tenía que prevenirla nuevamente—. Tal vez mi madre diga cosas hirientes, querrá llevarte al límite, pero no puedes perder los estribos... ¿está bien?

—Alessandro —había resoplado y esa sexy, caliente, excitante mirada asesina que tenía estaba batiendo contra mí. Estaba enojada y no entendía la razón—. Si tu madre llega hablar de mi hija o a insinuar cosas sobre mí, tenlo por seguro que mi decencia se ira de mi —sonrió de repente y continuó caminando.

¿Qué acababa de pasar? Era imposible entender a esta mujer.

Cuando divisé a mis padres, fruncí mi ceño al ver a otra persona acompañándolos en la mesa.

—¿Qué mierda? —susurré.

Se suponía que solo seriamos los cuatros, tenía que ser obra de Elizabeth.

Como siempre metiéndose en mis asuntos.

—¿Qué hace Amelia, aquí? —inquirió entre dientes.

No pude contestarle porque ya habíamos llegado.

—Buenos días, padre —lo saludé de abrazo y fui hasta mi madre—. Buenos días madre —Besé sus dos mejillas y volví con Maia—. Les presento a mi novia, Maia Williams.

—Mucho gusto, es un placer conocerlos —estrechó sus manos.

—El gusto es de nosotros cariño —respondió papá, cordialmente.

—Igual —la sonrisa fingida de mi madre se notaba de aquí a China.

Era mi madre y la amaba con todo mi corazón, pero su actitud me irritaba muchas veces, era muy manipuladora y quería que todo saliera como ella quisiera.

Quise reírme por mis pensamientos, era igual que ella.

—¿Acaso no me piensas saludar? —Amelia se levantó y me abrazó de repente—. También estoy aquí, buenos días.

Cuando estaba por darme un beso en la mejilla Maia se interpuso.

—¿Sabes quién también está aquí? —preguntó, el sarcasmo llenando cada palabra—. Yo, exacto la novia de Alessandro. No es necesario ningún beso, tranquila. Amor sentemos no, después de todo vine a conocer a tus padres.

Quise reírme, pero me contuve, Maia me sorprendía cada vez más.

—Claro cariño —corrí su asiento y después me senté, quedando frente a Amelia, quien empezó a tocarme sutilmente con su pierna—. ¿Qué haces tu aquí? No recuerdo haberte invitado.

—Yo lo hice —alegó mamá, quería pasar tiempo con tu futura esposa.

Apreté mis labios y suspiré. Seria una larga mañana.

—Mamá, por favor —sugerí, señalando a Maia.

—¿Qué? ¿acaso dije algo que no fuera cierto? —me miró sin entender, era buena para hacerse la víctima.

—Claro que sí —me recosté en el asiento, escuchando que tenía por decir. Esto se pondría interesante—. Esta faltando el respeto a la relación amorosa que tengo con su hijo, no le prohíbo hacer esa clase de comentarios, no soy quien para hacerlo señora Lombardi, pero si le pido respeto cuando yo este presente...no creo que deba decir más, una señora como usted debe de entenderlo perfectamente.

REFUGIO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora