CAPÍTULO 20

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—¿Por qué no desayunas, cariño? —preguntó Emma.

La miré y decidí por preguntarle, tal vez ella sabia algo.

—Alessandro no vino a dormir, lo llamé y le envié una cantidad de mensajes, pero no responde —expliqué, empezando a preocuparme de nuevo. No había podido dormir—. No sé a quién recurrir para saber dónde está, pues ya sabes que no tengo la mejor relación con sus padres.

—Oh cariño —se acercó y me abrazó, lo único que haría era hacerme llorar—. Nada malo ha sucedido, sabes que las malas noticias son las primeras en saberse. Tal vez esta con Joseph, muchas veces cuando salen juntos, uno de ellos no vuelve a casa, todo depende de quien este mas pasado de copas.

Me separé un poco y asentí, tal vez eso había sucedido.

—Gracias Emma, seguro es eso —sonreí, besé su cabeza y la abracé una última vez. Ella era como una madre para mi. Bajé a Lucia del asiento—. Nos vamos, ten buen día.

Salimos de la casa, pero Jeremy no estaba y recordé que su nuevo horario era después del medio día, se suponía que en las mañanas me iba con Alessandro.

—¿Quién nos llevará, mami? —preguntó.

—Lo haré yo cariño, tu papá no se molestará si agarramos uno de sus automóviles.

Fuimos hasta la cochera y elegí una camioneta, se me hacían más seguras...además eran blindadas. La subí en la parte trasera, en su silla que Alessandro había mandado a instalar en todos los autos, revisé que todo estuviera bien, cerré y subí al lado del piloto, hace mucho no manejaba y sentía tan bien.

El ronroneo del auto me hizo sentir poderosa, lo amaba.

—¿Estas lista? —pregunté, mirando por el retrovisor.

—¡Si mami! —sonreí por su emoción y arranqué.

En el camino puse nuestras canciones favoritas, la cantábamos a todo pulmón. Ella siempre me ayudaba con todo, sin darse cuenta era mi talón de Aquiles, mi ancla, con solo su sonrisa me hacia olvidar todo.

Cuando llegamos a su colegio, su maestra me comunicó que el director necesitaba hablar conmigo de manera urgente, al parecer aun faltaban algunos documentos. Por lo que dejé a Lucia en su salón y fui hacia su oficina, quien estaba muy retirada de todos lo salones.

—Buenos días, soy Maia Lombardi —sonreí al decirlo—. El director dejo dicho que pa...

No había terminado de hablar, cuando esta me confirmo.

—Sí, la están esperando —se levantó y abrió la puerta por mi—. Pase.

Asentí y eso hice, pero no había nadie en su escritorio.

—Señorita, Dónde es... —las palabras se fueron cuando volteé y lo vi, tragué fuerte—Es-Esteban.

Un frio recorrió mi cuerpo al entender que sabia donde estudiaba Lucia y que incluso, pudo sobornar al director para encontrarse conmigo.

Estaba tapando por completo la entrada, no había posibilidad de salir. Empecé a marearme, algo malo me sucedería, eso estaba seguro.

—Mi amor —sonrió sádicamente.

Con cada paso que daba hacia mí yo retrocedía. Suspiré cuando choqué con el escritorio. Estaba acorralada.

—M-Me tengo que ir —dije, intentado sonar fuerte, pero había fracasado con la primera letra. Él en verdad me daba terror—. Trabajo.

REFUGIO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora