—Así que llevas días sin contestar el teléfono, solo por lo que dijo en aquel desayuno —trató de entender mi mejor amiga, Sofia.
Hasta ahora le había contado todo lo que había sucedido con Alessandro.
—Si lo dices de esa manera me harás creer que estoy exagerando todo —repliqué, terminando con mis estiramientos.
Tenia argumentos suficientes para estar enfadada.
—Y es que lo estás haciendo Maia —se levantó y me ayudó apararme—. El pobre ni siquiera sabe una pequeña parte de tu historia, no tiene ni idea, es normal que llegara a esa conclusión.
Rodé mis ojos al ver que estaría de su lado.
—Mira, sea como sea no quiero verlo por ahora...aún tengo mucha rabia y seré capaz de cancelar este trato —me detuve un momento para pensar y chillé enojada—. Pero no puedo, mi hija esta primero que todo.
—Amiga, sé profesional y cumple con tu trabajo... ¿y si esa Amelia lo visita? ¿y si lo convence de que vuelvan? El contrato habría terminado y no te necesitaría.
Me detuve un momento a pensarlo, no había contado con esa estúpida. Cuantas ganas tenia de jalar esas mechas falsas.
—Esta bien, contestaré cuando vuelva a llamar.
Empezamos a cambiarnos y sonreí. Me hacia muchísima falta bailar, amaba hacerlo, era mi manera de expresarme, de soltar todo, siempre terminaba exhausta después de cada presentación y en cierto modo me gustaba, me olvidaba de todos mis problemas.
—Ten Maia, usa esta mascara —la agarré confundida, pero después entendí, no podría salir y mostrar mi rostro quien ya lo relacionaban con Alessandro—. Lo sé, siempre pienso en todo.
—Eres la mejor amiga —la abracé y supe que era el momento para contarle—. Ya no es necesario que trabajes aquí.
Se separó de inmediato.
—¿Por qué?
—Pagaré toda tu carrera, el dinero que ganaré es mucho y quiero darte ese detalle...también quiero que vengas a vivir conmigo —sus ojos se pusieron vidriosos y negué—. No puedes llorar, dañaras el maquillaje.
Negó.
—Es obvio que aceptaré —nos fundimos en un abrazo y reí, quería verla feliz—. Muchas gracias, sabes lo que significa para mí.
—Lo sé —susurré—. Ahora, hay que dar el mejor show de todos, es nuestra ultima vez.
—A mover traseros.
Cuando me anunciaron, inhalé hondo y me encaminé al escenario. No se hicieron esperar los silbidos y palabras obscenas de los hombres aquí presentes.
El vestuario era un diminuto short, un sostén decorado con perlas brillosas y a veces, usaba los tacones, aunque hoy no los requeriría.
Me imaginé todo el lugar vacío, dejé que la música inundara mi ser, agarré las telas como si mi vida de pendiera de ellas y empecé hacer mi rutina, desbordando sensualidad con cada movimiento, haciéndome anhelar, desear, era un sentimiento de poder saber que muchas personas lo hacían.
No sabia como explicarlo, pero de repente me sentí observada de una manera familiar, algo loco puesto que tenía muchas miradas en mí, pero...esa mirada siempre era diferente, esa conexión, esa chispa eléctrica.
Alessandro estaba dentro del público y yo le daría el mejor espectáculo de la vida.
Había dejado mi alma en ese escenario...solo por él.
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REFUGIO DE AMOR
Teen FictionSituaciones desesperadas requieren medidas extremas y Maia Williams lo sabía en carne propia, la enfermedad de su pequeña y el alto costo de su operación habían orillado a Maia a una de las decisiones más trascendentales de toda su vida, pero haría...