CAPÍTULO 13

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Después de ese momento romántico... nuestro primer momento, habíamos vuelto con Lucia, quien nos esperaba ansiosa por saber lo que haríamos en el día de hoy. Alessandro tenia todo planeado, así que salimos de casa y nos adentramos al tráfico de la mañana.

—¿Dónde iremos? —pregunté, un poco ansiosa. Tener que sacar a Lucia, exponerla a las cámaras no me gustaba, Esteban o mi padre podría ver sus fotos y todo mi mundo se vendría abajo.

—Es una sorpresa, pero nos divertiremos —su celular empezó a sonar y contestó—. Dime...Sí... ¿Qué tipo de problema? ... vuelve a revisarlo ...Entiendo, pero es algo imposible que algo como eso suceda ... Ok ... El lunes a primera hora hablaremos sobre esto, quiero que tengas todo preparado.

Sus manos apretaron fuerte el volante y soltó un suspiro pesado, su rostro había cambiado y ahora lucia molesto.

¿Qué habría sucedido? Debía de ser algo muy malo.

—¿Todo está bien? —pregunté, agarrando su mano derecha y entrelazándola, quería mostrarle mi apoyo aun cuando no tenía idea de lo que estaba sucediendo.

Cuando pensé que no me respondería, apretó mi mano y contestó.

—Hay un problema en la empresa, pero nada que no pueda resolver —volteó a mirarme y sonrió, antes de volver su mirada al frente.

Asentí, era suficiente por ahora así que no lo presionaría, pero esperaba que más adelante me explicara lo sucedido...tal vez podría ayudarlo.

Ninguno volvió hablar y ese solo hecho, me hizo saber que el problema que tenia su empresa era algo complicado.

Miré por el retrovisor a Lucia, quien sonreía mientras veía uno de sus videos infantiles favoritos en su nuevo IPad, regalo de Alessandro del día de hoy.

Al cabo de veinte minutos llegamos a un parque de diversiones, lo que nos emocionó a ambas, pero rápidamente me pregunté.

¿Por qué estaba vacío? ¿acaso hoy no lo abrían? Pero era sábado.

—¿Por qué esta vacío? —Alessandro solo sonrió y salió sin decirme nada.

Abrió la puerta de Lucia y la agarró entre sus brazos, me bajé rápidamente y los alcancé, seguía con su sonrisa.

—Sé que quieres que Lucia esté lo menos expuesta posible, así que alquilé este parque de diversiones solo para nosotros tres. No habrá ninguna persona queriendo tomarnos fotos para venderlas a la prensa —agarró mi mano y entramos, había mucha seguridad afuera.

—¿Por qué tanta seguridad? —quise saber.

—Siempre los reporteros terminan sabiendo donde estoy, así que no quiero que se acerquen...ellos los echaran.

—¡Papá! ¡mira! ¡mira! —empezó a gritar Lucia, señalando un carrusel demasiado grande.

Sonreí, entusiasmándome y caminamos hasta allá. Nos montamos minutos después y al ver a Lucia sonriendo, mi corazón se alegró. Nunca había podido llevarla a recrearse, siempre trabajaba y no tenía tiempo, además de que vivía con el miedo en que Esteban o mi padre nos encontrara.

Pero ahora no tenía miedo, tener a Alessandro a mi lado me traía calma y demasiada paz, podría suceder cualquier cosa y estaría tranquila por el simple hecho de tener su presencia conmigo. Él era mi guardián, mi refugio.

Por las próximas dos horas habíamos recorrido casi todo el parque de diversiones, dejábamos que Luci eligiera los juegos...estábamos cumpliendo con todos sus deseos y ella no era quien para negarse. Ahora, estaba dormida entre los brazos de Alessandro, quien se negaba en que yo la cargara, alegando que a ella le gustaba más estar en sus fuertes brazos, que en los delgados que yo poseía.

REFUGIO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora