Venganza

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"Perdí el control al soltar el tiempo
Siento el miedo de tus ojos desaparecer
Perdí el control al bailar en el viento
Las mariposas capturadas ahora están crucificadas. Buenos días, Sr. Temor."

(Shinkoku Lose control - L'arc en Ciel)

Venganza: Satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos. Es un acto, que en la mayoría de los casos, causa placer a quien la efectúa, debido al sentimiento de rencor que ocasiona el antecedente factor.

Su cuerpo tembloroso se contorsionaba en espasmos; su rostro tenía un tinte mate y expresión de doliente. Parecía estar teniendo una pesadilla. ¿Qué debía estar soñando, cuáles serían sus temores, sus más terribles miedos? A él no le importaba lo más mínimo; eran preguntas vanas y sin respuesta.

Como un predador, se había colado en la habitación de su prima con intenciones desconocidas. Por ahora sólo la observaba, callado, tenso, repasando mentalmente todas las partes de su plan. Un plan que le llevaría hacia su venganza.

Hacía pocos días que Hinata padecía de gripe, dolencia que había hecho enfermar a media Konoha en menos de una semana. Cuando ella cayó enferma, vio surgir su gran oportunidad. No había podido en el examen chunin, pero ahora su esfuerzo no sería en vano.

Entrada la noche, había salido de su habitación y entrado al cuarto de su prima en total silencio, sin ser descubierto por ninguno de los miembros del Souke. No por algo era llamado el genio de los Hyuuga.

Y ahora estaba allí, sólo admirándola en silencio. Respiraba tranquilamente, de vez en cuando soltaba uno que otro suspiro, y su piel se tornaba más cetrina. Le haría un favor matándola.

Sin perder más tiempo, había tomado una de las almohadas esparcidas por la habitación y, situándola sobre su rostro, había apretado hasta asfixiarla. Ni siquiera sintió piedad cuando esta levantó las manos y aferró las que sujetaban la fina tela. Sus gritos eran ahogados por la densidad con la que apretaba.

Fue entonces cuando sintió la excitación embargándolo, y poco a poco, percibió como su prima dejaba de oponer resistencia. Sin un solo ruido, retiró la almohada de su rostro y volvió a observarla. Su mano se acercó a una de las impolutas mejillas, y la acarició lentamente, notando la tibieza y suavidad de aquella piel.

Salió de la habitación dejándolo todo en orden; nadie tenía por qué sospechar de él. Desde aquel intento de asesinato en el examen, cuando ella tenía doce años, se había comportado como un modelo a seguir; amable con sus primas y con todo el Souke.

Se introdujo en su cuarto, y se acostó en su futón. Al fin podía descansar tranquilo.

Despertó casi a las cinco de la mañana, embargado por una sensación desconocida hasta ahora. Tanteó entre sus sábanas, y descubrió algo que no le pasaba desde hacía tiempo: Una polución nocturna.

Y entonces lo recordó: Había soñado con ella.

Que le hacía el amor, que se refregaba contra ella insanamente; y cuando se derramaba, ella no reaccionaba, simplemente ya no estaba más. Un escalofrío le recorrió, y un espasmo de terror hizo que se quedara mudo, quieto, absorbido por aquella sensación de malestar que comenzaba a asolarlo.

El vaho salió de su boca, como blanca bruma en la noche.

Aferró las mantas antes de que unos dedos congelados tocasen una de sus manos, y cerró los ojos fuertemente cuando oscuros cabellos avanzaron hasta aferrar sus pies. No quería ver, no quería saber.

—Neji-onisan… —susurró una voz de ultratumba a su oído.

El frío era insoportable.

Y de alguna manera, sintió que Hinata, su fallecida prima, siempre estaría con él.

Incluso hasta volverlo loco.

30 ViciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora