Violencia

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Violencia: Acción violenta o contra el natural modo de proceder. Acción de violar a una mujer.

Su padre la había vendido; su propio padre.

Lloró noches y días, inmersa en la más profunda tristeza. No quería comer, no quería dormir, no quería moverse, no quería lavarse.

La Hokage no había hecho nada para impedirlo: 

"No sirve de nada que hable con tu padre, no podré hacer nada". 

Sus amigos la miraron con pena. Hanabi ni siquiera la miró. Nadie, absolutamente nadie le había dado unas palabras de ánimo, un consuelo, un hombro en el que llorar; y eso era lo más triste de todo.

"No sirves ni para líder"le había dicho él—. "Mereces que te traten como a una puta, y eso es lo que harán contigo".

Vendida como cortesana en una lejana aldea del norte. ¿Cruel destino? Quizás sólo era lo que merecía, lo que toda su vida había sido destinado para ella. ¿Cuánto dinero habría cobrado su padre por ella?

—Soy una maldita sucia —habló, hundiendo la cabeza entre sus rodillas—. Eso es lo que soy.

Las paredes de su cuarto cada vez se hacían más pequeñas, como si aquel lugar estuviese maldito. Se preguntó cuál sería el día en que se la llevaran, cómo serían sus amos, qué harían con ella. Imaginar todo lo que le sucedería se le hizo escalofriante.

—Verdaderamente lo eres —la dura voz de su padre, seguida del abrirse de la puerta corredera, la alertó—. Pero esta noche vas a serlo aún más.

Ella le miró aterrorizada, y tembló de puro miedo. La figura imponente de aquel hombre siempre la había espantado, pero ahora que lo veía de aquella manera, se temió lo peor.

—Padre… —susurró con un hilo de voz.

No pudo hacer nada cuando se echó encima de ella, impidiéndole respirar por un momento.

—¡No! —chilló, aterrorizada—. ¡No, padre!

Una bofetada la silenció momentáneamente, mientras el adulto posicionaba sus rodillas en torno a las caderas de ella, inmovilizándola totalmente. Volvió a gritar.

—¡Cállate! —el sonido de otra bofetada sonó en la habitación, sólo interrumpido por el rasgar de ropas y los gritos proferidos por la chiquilla.

Los gritos pasaron a los sollozos ahogados, cuando él posicionó una mano en su boca y se adentró en ella brutalmente, desgarrándola. Las lágrimas corrían por las mejillas de Hinata mientras era violada por su propio padre. En su mente no paraba de preguntarse el por qué a ella le había ocurrido esa, ¿Acaso le había hecho algo malo a su padre?, ¿Era su castigo por ser una desgracia para la familia?

Cuando él se satisfizo y salió del cuarto abandonándola a su suerte, con su pena. Hinata se sentía como una completa mierda; sucia. Sangre chorreaba desde su intimidad, y su cuerpo estaba repleto de moretones, consecuencias del estupro. Pero lo que más le dolía era el alma.

Tan muerta, tan vacía de vida; las marcas del llanto aún eran visibles en su rostro y su garganta estaba seca, quebrada de tanto gritar.

Dolía; todo dolía.

Oyó la puerta abierta, pero esta vez los pasos que se acercaban no eran los de su padre. Eran más livianos, parecidos a los de su primo.

—Hinata-sama —sintió que él exclamaba alertado—. Hinata-sama, ¿Qué le ha pasado?

—Ne… Neji-Nisan… —murmuró con un hilo de voz—. Por favor, sá… sácame de aquí…

—Avisaré a tu padre —avisó Neji, pero ella, con un último esfuerzo aferró su mano.

—Sólo mátame —lágrimas volvieron a escurrirse de sus lacrimales—. Antes de avisarle… Mátame.

Neji la miró, y entonces empezó a entender lo que había ocurrido. Cuidando de no lastimarla más, la tomó en brazos y salió por la ventana con ella. Volando por los tejados de la aldea de Konoha, Hinata sonrió cansadamente a su primo.

—Neji-Nisan, soy fe… Feliz de estar contigo en este momento —le habló entrecortadamente—. Ojalá hubié… Hubiéramos tenido más tiempo… para conocernos.

Neji la acalló, apretándola más contra su pecho:

—Hinata-sama, iremos al hospital, y luego nos marcharemos de la aldea. Yo voy a ir con usted.

—Estoy tan cansada —sentía los ojos pesados; demasiado pesados—. Te quiero mucho, Neji-Nisan.

Los latidos de su corazón se fueron parando segundo a segundo, haciéndose más lentos cada vez. La parca se la llevó antes de tiempo, y él sólo se dio cuenta cuando llegó a las puertas del hospital.

El cuerpo y la mente habían sucumbido. Hinata estaba muerta; dulcemente muerta por sus dolorosas emociones y heridas abiertas.

Y en silencio, Neji Hyuuga prometió vengarse.

30 ViciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora