Amor

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"Estabas allí… Sonriendo en mis brazos por todos esos años".

(Moon on the water – Beat Crusaders)

Amor: Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.

Y sí, porque en cierta forma le gustaba verla de aquella manera después de hacerle el amor, con aquellos ojos blancos entreabiertos y suspirando dulcemente; sus mejillas rojizas viendo como él, desnudo, observaba el sol salir.

Ella siempre se levantaba y avanzaba hacia la ventana, acariciando levemente su espalda. Y él no podía negar que eso le encantaba. Tampoco podría negar que adoraba que le encantaba ver el amanecer con ella, y luego escaparse por la ventana para que su tío no lo viese. Después de todo, si se enteraba de que se estaba procurando a su hija, le desollaría vivo.

Con el transcurrir de los meses, se había transformado en una rutina. Una rutina que sin embargo le gustaba sobremanera. Y ambos sabían que eso estaba prohibido, completamente vedado a ambos; pero sin embargo, noche tras noche lo repetían, volviendo a ser esclavos el uno del otro.

Vicio, pasión, locura, éxtasis. No importaba lo que fuese, porque cuando se entregaban olvidaban lo demás; las ataduras, los lazos familiares no existían. Eso era todo lo que él y ella eran cuando se corrompían, cuando se extasiaban; primos, amigos, amantes: Familia.

¿Pero qué importaba lo demás cuando ambos se complementaban a la perfección, cuándo una y otra vez, acudían el uno al otro en busca de caricias?, ¿Qué importaban las palabras ajenas cuando aquella necesidad que sentían era sin reservas, cuándo el deseo superaba con creces a lo demás?

Cuando se querían entregar todo; absolutamente todo.

Puede que no lo supieran en ese entonces, pero en el día a día, el sexo se había convertido en algo más.

Porque aunque él recordaba la calidez de su piel a cada momento, que rememoraba los momentos que pasaban juntos entre sueños, que sólo le gustaban esos amaneceres porque los veía con ella.

A pesar de que ella le recordaba a cada segundo, que creía verle en cada camino cuando paseaba por los bosques, que le admiraba en silencio mientras veían el amanecer, a pesar de recordar los momentos en que ambos tomaban sus manos por debajo de la mesa.

A pesar de todo, ninguno de los dos se había dado cuenta de lo que eso significaba, esas cuatro letras que le daban sentido a todo.

30 ViciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora