30 Vicios

Sueño

Sueño: Representarse en la fantasía imágenes o sucesos mientras se duerme.

Despertó, removiéndose entre las sábanas. Incorporándose lentamente, se llevó una mano a la frente y se secó el sudor que le chorreaba. Estaban en pleno verano, así que era normal.

Pero lo que la había despertado no era una simple pesadilla, sino un sueño muy real. Una mezcla extraña de sucesos, que iban desde lo más irreal, pasando por lo sádico, y llegando a lo romantico, para finalizar en las palabras sexuales más malsonantes.

Y lo más extraño de todo, es que los protagonistas de tales escenas era ella y Neji.

Un bulto a su lado se removió, y la voz de su "primo" salió de entre las sábanas.

—¿Pasa algo, Hinata-chan? —preguntó, incorporándose en la cama.

—Nada importante, sólo tuve un sueño extraño. —respondió ésta, girándose a mirarlo.

—Es curioso, a mí me pasó lo mismo. —Neji se frotó los ojos, tratando de evadir el sueño que le había embargado segundos antes.

Hinata sonrió, y le preguntó:

—¿Podrías contármelo? No creo que pueda dormir ahora.

Y así Neji comenzó a contarle todo lo que había soñado, y por raro que parezca, sus sueños parecían igual a los suyos en muchas situaciones.

—¿Qué clase de mente tenemos para soñar cosas tan sádicas como esas, Neji-kun? —preguntó su prima, algo asustada por lo que le acababa de decir Neji.

¿Cómo así que ella le había cortado su "eso" y se había bebido su sangre?

—Eso es porque no viste cuando te cogí en el baño. —Hinata enrojeció levemente al oír el tono malicioso en la voz de su primo—. Bueno, pensándolo bien, eso no está tan alejado de la realidad...

Hinata le intentó golpear para que se callara, pero él la evadió y la abrazó.

—Te volviste tan enojona, primita —le dijo dulcemente al oído—. Ese no es el sueño que más me gustó.

—¿Y cuál fue entonces? —la joven frunció levemente el ceño.

El Hyuga no tardó en contestar, acentuando más su sonrisa.

—Fue uno en el que estábamos casados, y aparecía un lindo niño. —Hinata no supo si respiró en el momento en que él dijo esas palabras.

Simplemente se escondió en su pecho y suspiró; enseguida sonrió, deseando que aquel sueño se hiciese realidad.

Y así, abrazados, ambos volvieron a recostarse y poco a poco se durmieron, esperando que poco a poco, todas sus metas fueran alcanzadas, y pudiesen volver todos -o casi todos- los sueños que habían tenido en la más pura realidad.