Chocolate

50 10 0
                                    

Chocolate: Pasta hecha con cacao y azúcar molidos, a la que generalmente se añade canela o vainilla.

El día de San Valentín siempre es especial para ambos.

Los catorce de Febrero la casa está llena de pétalos blancos y rosas de las más variadas flores. Cuando entra a su hogar después de su arduo trabajo de profesora en la academia Ninja, Hinata no puede evitar sonreír y recordar el día que es.

Un delicioso aroma a chocolate ronda en el ambiente, y sus cinco sentidos se disparan, queriendo paladear ese maravilloso manjar.

Camina lentamente por el pasillo, siguiendo ese olor que la derrite; y es que a ella le encanta ese dulce, sobretodo si lo prepara él.

Entra a la cocina, y no puede evitar sonrojarse al verlo de espaldas, tan sólo con un delantal cubriendo su anatomía. Su espalda y trasero se ven perfectos, musculosos por todo el ejercicio que hace. Poco a poco él se va dando la vuelta, dejando ver una sonrisa torcida y llevándose un dedo manchado de chocolate a la boca.

La ha estado esperando, y parece molesto.

—Llegas tarde —habla él, fríamente, pero con ese tinte sensual que le caracteriza.

—L-Lo sé, me que-quedé haciendo trabajo e-extra… —dice ella, algo cohibida.

Llevan tiempo viviendo juntos, pero no puede evitar sonrojarse hasta la médula al verle así.

Poco a poco se va acercando, mientras los pies de Hinata se deslizan hacia atrás hasta chocar contra la nevera. Neji simplemente le pasa una mano por la cara, manchándola y poco a poco, lleva un dedo hasta su boca, haciéndola saborear ese delicioso dulce.

—Vas a tener un castigo por hacerme esperar —sonríe de nuevo, sin apartar la vista.

Sin mediar palabra, Neji la toma en brazos y la sube a la mesa de la cocina, mientras le retira las ropas violentamente.

—A-Aquí no, Neji-kun…

Él no hace caso, y quitándole lo último con los dientes, se introduce bruscamente en un rápido movimiento.

Ella grita al sentirlo, asustada, pero rápidamente se acostumbra al vaivén de movimientos. Le gusta esa sensación, le encanta que la castigue.

Cuando cambia de posición la fría olla de chocolate se vuelca gracias al traqueteo, entonces ambos sonríen divertidos, y Hinata unta a Neji en ese alimento entre dulce y amargo, comenzando a relamerse. Ahora es el turno de ella de situarse encima y hacerlo completamente suyo.

No importa que el suelo de la cocina quede completamente manchado; nada importa más que lamer todo ese chocolate que se ha esparcido por su torso, sus músculos, su rostro y su virilidad.

Su lengua delinea el contorno de sus pezones, su ombligo, esa chocolatina tan rica que tiene ahora por estómago. Con los ojos cerrados saborea esa piel que la suele enloquecer.

A Hinata le encanta el chocolate, y más si sólo es el primer plato.

30 ViciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora