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Ya estaba lista, en mi lugar, cuando ella llegó a mi casa. La escuché caminar por la sala y llamarme, pero no me moví. Cuando sus pasos se acercaron a mi habitación miré el piso, sus pies aparecieron en mi visión.

—¿Qué? —jadeo ella.

Solo permanecí arrodillada sobre el piso, sentada sobre mis tobillos y observando hacia abajo, a solo un metro de la cama, vistiendo nada más que un sujetador y unos pantalones de tela delgada.

Ella permaneció en el lugar, mucho tiempo, tanto que tuve que levantar la vista para ver qué pasaba. Me congelé cuando vi que estaba pálida, y que tenía una mano sobre sus ojos.

—Lena —susurré, me puse de pie enseguida.

—No —contestó, su voz estaba ronca. Me detuve—. Me iré a mi casa ahora.

—Yo no...—. Ella levantó una mano, guarde silencio.

—No, no es tu culpa, solo necesito pensar—. Asentí y la vi salir de mi habitación en completo silencio.

Suspiré cuando escuché la puerta cerrarse, así no había imaginado que terminarían las cosas.

Your's; Supercorp Donde viven las historias. Descúbrelo ahora