Suspiré cuando mis brazos fueron liberados, me dolían un poco por el esfuerzo.
—Siéntate en la cama —me dijo lena, con amabilidad.
La observé enseguida antes de hacerlo.
Ella se movió por el lugar hasta un mueble y sacó algo del cajón, luego caminó hacia mí y se subió a la cama, llegó cerca de mi espalda.
—Te daré un masaje—. Me mostró la pomada y sonreí suavemente.
—Gracias —murmuré.
Gemí cuando ella comenzó a masajear los músculos adoloridos de mis hombros y brazos.
Es buena en esto, pensé. Sentí sus dedos recorrer mi espalda con cuidado.
—No deje marcas —me dijo suavemente.
La miré por sobre mi hombro.
—Lo sé—. Me miró.
—¿Lo sabes? —alzó una ceja, sonreí.
—Sí, a veces me ducho en la central, sería raro que alguien me viera llena de marcas, imagine que no las dejarías por eso.
Ella sonrió un poco y luego negó, continuó trabajando.
—Tienes razón en eso pero, también lo hice porque no me gustan. De que me sirve que tu piel este rota, eso solo causaría que sintieras un dolor innecesario, que no podría manejar —besó mi mejilla y llegó a mi oído—, y yo prefiero que me recuerdes por otras cosas, no por algo tan banal.
Sonreí y miré alrededor.
—¿Cómo qué? —pregunté cuando ella movió sus manos por su brazo —¿cómo te gustaría que te recuerde?
Ella lo pensó.
—Quiero que me recuerdes así, por lo que hice hace un momento, por lo que te hice sentir —la miré con intensidad. —Lo que quiero es que lo desees y me lo pidas, quiero que te pongas nerviosa, ansiosa—. Ella dejó mi brazo y se movió hasta detenerse cerca de mi oído, susurró —quiero muchas cosas de ti.
—¿Qué? —jadee—, dime qué quieres.
—¿Que quiero? —ella suspiró—. Quiero que cierres los ojos y al pensar en mí, sepas que eres libre para sentir y desear —me estremecí y jadee cuando ella puso una mano sobre mi sexo, lo acarició suavemente—. Quiero que seas mía por propia voluntad —ella besó mi oído y abrió la boca para tomar aire—. Quiero que seas mi sumisa, mi amante, mi compañera—. Tomé aire y la miré enseguida, lena me observaba con mucha atención—. Quiero que siempre seas así, fuerte, segura, confiada—. Ella tocó mi mentón y acarició con su pulgar mi mejilla derecha—. Quiero ser tuya —ella depositó un beso en mis labios, puro y casto, trague tensa —pero, por sobre todo quiero...
—Luna —soltó Era entrando en la habitación, interrumpiéndonos. Me queje y la miré enseguida molesta.
—Ups —dijo ella y nos miró a ambas.
Lena suspiró.
—¿Qué pasa?
—Mm, lo siento, es que Zeus llegó y se enteró de que estas aquí, quiere verte enseguida—. Observé a lena y la vi voltear sus ojos.
—Solo eso —le dijo, se alejó de mí y se puso de pie —juraría que él puede esperar, no serás tú la que quería entrar y ver que estaba haciendo—. La mujer arrugó su frente.
—Pues sí—. Alcé una ceja y también me puso de pie, luego estiré mi cuerpo, Era suspiró y la miré enseguida. Cuando llegó frente a mí, me congelé—. ¿Cómo lo haces? No dejas marcas, apenas su piel está rosada, es tan linda—. Ella quiso tocarme pero al ver mi mirada se detuvo.
Podía ser paciente con lena, pero no estaba allí para que otras mujeres me tocaran.
—Calma chica ruda —dijo ella y dio un paso hacia atrás, miró a Lena—, es linda.
Ella sonrió abiertamente, también sonreí al verla.
—Sí, lo es, pero sobre todo resistente—. Era abrió la boca un segundo y la cerró al siguiente, suspiró con tristeza.
—Bueno, mejor me voy—. Lo miró—. Un gusto conocerte chica ruda.
Con eso salió de la habitación sin decir nada más. Observé a lena un tanto sorprendida. —Ella es...
—Rara —me ayudó—, lo sé.
—¿Cómo sabe que eres buena?, ¿te ha visto hacer esto antes?
Ella se encogió de hombros.
—Práctica, buenos maestros, he aprendido con el tiempo —apuntó la puerta y luego de arreglar su ropa salimos.
Pasé una mano sobre mi vientre, sobre mi camiseta. Lena me miró pero no dijo nada.
Cuando salimos de las mazmorras, más bien cuando Lena me agarró del brazo para sacarme de allí, porque yo me había quedado quieta y sorprendida, al observar a dos hombres y una mujer teniendo sexo a unos cuantos pasos, la escuché reír.
—¿Qué? —dije—, debes admitir que es un tanto sorprendente.
Ella negó pero siguió sonriendo.
—No para quienes están acostumbrados a esto —la miré y subimos las escaleras—. Sabes, por eso mismo siempre traen a nuevos integrantes, a veces solo como invitados, pero muchos se divierten más viendo lo sorprendido que esta el nuevo en vez de lo que están haciendo los demás.
—Por eso te divierte verme así—. Ella asintió.
Sonreí con malicia y sorprendiéndola y sorprendiéndome le di una palmada en el trasero a Lena.
Ella se detuvo enseguida al sentirla para observarme con la boca abierta. Ahora fue mi turno de reír ante su expresión.
—Oye —dijo ella incrédula.
—No me digas que eso no te sorprendió.
—Sí, pero nunca... —Lena negó con la cabeza —no, hace años que nadie me nalgueaba.
—¿Quieres que vuelva a hacerlo? —sonrió abiertamente y causó lo que esperaba, Lena soltó una carcajada que también lo hizo reír.
—No, gracias, pero no, creo que en esta relación solo yo repartiré nalgadas.
—Vamos—. Llegue cerca suyo y me agaché para quedar frente a su rostro—. Sé que te gustó, si lo pides amablemente quizás lo vuelva a hacer.
Ella volteo sus ojos.
—Es poco probable que eso llegue a suceder—. Solo seguí sonriendo—. Estas de muy buen humor. —Suspiré.
—Digamos que he tenido una noche interesante.
Más que eso, pensé, me sentía extrañamente liviana.
—Vamos —dijo lena—, visitemos a Zeus en el olimpo.
La seguí.
—Quizás solo quiere volver a encadenarte, Luna. —Eso no quise decirlo, pero salió de mi boca quitándome un poco de mi felicidad. —Si eso fuera así, no lo lograría ni en un millón de años.

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Your's; Supercorp
FanficKara ha pasado toda su vida adulta intentando ocultar lo que es, porque cada vez que lo deja salir a la luz termina sola, atada a una cama y decepcionada. Ahora, ha conocido a una mujer que le hace desear dejar de fingir y le muestra que no es nece...