Cuando vi a la mujer alta y castaña, de expresión fría y calculadora, notarme, hice una mueca. ¿Qué rayos hace aquí?, me pregunté.
Imra caminó enseguida hacia mí, como si la hubiera estado esperando.
—Mierda —murmuré y miré alrededor.
Busque a lena entre la gente.
No quería que viera a imra, conociendo a esta última sabía que ella haría una escena o diría una tontería. Podían haber pasado años desde la última vez que la vi, pero algo me decía que no había cambiado nada, debía ser igual de egoísta que siempre.
Intenté alejarme de ella y me moví por el lugar, aun así imra me siguió. Cansada de esto la guie hacia un pasillo despejado.
—¿Qué quieres? —le pregunté molesta.
Ella alzó una ceja y se cruzó de brazos.
Antes, cuando fui más joven, esta mujer me había provocado muchas cosas. Ahora, lo único que deseaba era alejarme de ella, lo más rápido posible.
—Esa no es forma de hablarle a tu ama —le oí decir.
Me congelé al oírla, sin poder creerlo.
—Ama —repetí y negué con mi cabeza—. Nosotras ya no tenemos ninguna relación, tú no eres nada para mí, nada —recalque molesta.
Ella dio un paso en mi dirección, pero no me moví. Ella no tenía poder sobre mí, no desde hacía años. Ya no era esa chiquilla sorprendida y caliente. Era una mujer que sabía lo que quería, como y donde. Y más aún, con quien.
Y ella, no era ese quien.
—Te equivocas —dijo imra—, siempre serás mi juguete. —La observé entre divertida y sorprendida.
—¿En verdad crees eso Imra? —ella alzó una ceja—. Dime, crees que solo por pararte delante de mí caeré de rodillas a tus pies, como si no hubieran pasado años desde la última vez que nos vimos.
Moví mi cabeza de un lado a otro incrédula.
—Te gustaba estar de rodillas a mis pies—. La observé y suspiré.
—No tengo tiempo para esto.
Intenté alejarme de ella pero agarró mi brazo, me detuve enseguida y la observé aún más molesta que antes, ella debió notarlo porque me liberó enseguida y dio un paso hacia atrás.
—Has cambiado—. Eso pareció sorprenderle, y algo más.
La mujer sonrió un poco.
—Ya no soy una adolescente enamorada Imra, puede que esa chica hubiera hecho y desecho bajo tus... —alzó una ceja —órdenes, pero ya no. Ni mucho menos —solté un bufido.
—Algunas cosas nunca cambian Kara— Ella se cruzó de brazos y me observó de pies a cabeza —y hay algunas que son demasiado fuertes para olvidar.
—O demasiado desagradables para recordar. —Guardamos silencio.
—¿Qué quieres? —le pregunté, ya más tranquila.
Esa mujer no me significaba nada, más que un dolor de cabeza si pasaba mucho tiempo con ella. El saber eso me tranquilizaba, porque a pesar de mis palabras, si había estado un poco tensa al tenerla cerca. No por nada había pasado gran parte de mi adolescencia con ella.
Pero las cosas habían cambiado, mejorado.
—Qué, ya quieres irte, alejarte de mí—. Ella sonrió satisfecha y observó alrededor, suavemente se inclinó hacia mí mientras ponía sus brazos bajo sus senos, eso provocó que los levantara y me diera una perfecta vista de ellos. Me aseguré de solo observar sus ojos. —Aún te pongo nerviosa.
No dije nada, no valía la pena.
—¿Por qué no vamos a beber algo? —Imra tomó un mechón de su cabello castaño y jugo con él entre sus dedos —y luego quizás, si lo deseas, podemos recordar viejos tiempos.
—Eso no va a pasar... —me calle cuando observé a la figura apoyada en el marco de la puerta, tenía los brazos cruzados bajo su pecho.
Observé el rostro de Lena y casi me estremecí, no había nada allí, ni una sola expresión. Imra se giró para ver que observaba y como yo, se tensó al ver a Lena.
-Lena —dijo ella sin un ápice de humor.
—Imra —respondió Lena sin moverse siquiera—, hace un par de años que no te veía.
—No desde que tú primo terminó en la cárcel—. lena entrecerró los ojos, yo la miré confundida. ¿Qué primo?, me preguntó, tuve un mal presentimiento.
—No desde eso —aseguró—, una lástima.
—Sí, él no debió...
—No —la interrumpió Lena y casi sonreí al ver a la mujer castaña guardar silencio enseguida, supe quién era más intimidante de las dos—. Me refería, una lástima volver a vernos, si hubiera sabido no habría asistido a esta fiesta—. Ella me miró.
—Deberíamos irnos —le dije a ella, pasé al lado de Imra sin mirarla y caminé en su dirección. Lena se alejó de la puerta y me esperó.
—Que te diviertas el resto de la noche, Imra —le dijo lena a la mujer.
La observé un segundo.
Imra tenía la mandíbula apretada y los brazos tensos a sus lados. Lena puso una mano en mi brazo, la miré.
—Por lo menos yo sé que me voy a divertir—. Con eso la dejamos sola.
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Your's; Supercorp
أدب الهواةKara ha pasado toda su vida adulta intentando ocultar lo que es, porque cada vez que lo deja salir a la luz termina sola, atada a una cama y decepcionada. Ahora, ha conocido a una mujer que le hace desear dejar de fingir y le muestra que no es nece...