Your's; Supercorp

47

Cuando desperté supe enseguida que estaba en un hospital, ni siquiera tenía que abrir los ojos para saberlo. Podía oler el desinfectante en el aire y oír claramente el pitido del monitor cardiaco a mi lado.

Suspiré.

—Por fin —oí la voz de winn

Abrí los ojos y observé a mi amigo a un lado, registré enseguida el resto de la habitación y me decepcioné al no ver a nadie más.

—Vamos —dijo Winn, lo miré—, por lo menos finge que te alegra verme.

Observé el techo un segundo.

—Estoy feliz de verte —murmuré, no porque quisiera sino porque estaba muy cansada y un poco adormecida—¿Cuánto...

—Has estado más de tres días inconsciente—. Winn suspiró—. Perdiste mucha sangre y como la bala se acercó peligrosamente a tu columna te operaron.

Lo miré sorprendida, y asustada.

—¿Mi qué...

—Tu columna —mi amigo entrecerró los ojos —pero como eres una idiota con suerte no tocó nada demasiado importante, solo tu pulmón.

Solté un bufido y me quejé.

—Pues gracias. Solo un pulmón —murmuré.

—Cálmate, estás bien.

Me quejé y volví a mirar alrededor.

—No está aquí —me dijo Winn, lo miré—, pero lo estuvo hasta hace apenas una hora y no se veía muy feliz—. Mi amigo arrugó la frente.

—Ella está bien.

—Está molesta diría yo—. Voltee mis ojos.

—¿Pero está bien?, ¿no le paso nada?

Winn negó con su cabeza y me relajé enseguida.

—Solo tú terminaste herida.

—¿Sam? —pregunté.

—Muerto como imaginas.

Cerré los ojos y los abrí enseguida.

—¿Cómo... qué pasó allí?, no entiendo.

—¿Qué no entiendes? —preguntó Winn —que el psicópata del ex novio de tu mujer te secuestró, o que apenas llamó a Lena, ella se comunicó conmigo a la central.

Abrí los ojos sorprendida.

—¿Te llamo? —pregunté.

—Mujer inteligente —sonrió—. Pidió hablar conmigo expresamente diciendo que era una emergencia. En menos de un par de segundos ya me había dicho lo que estaba pasando —se encogió de hombros—, minutos después ya sabíamos lo que íbamos a hacer, solo tuvimos que esperar a los de fuerzas especiales y ya sabes el resto.

—Ella planeó todo eso.

—Lo de las fuerzas especiales no, pero lo de distraer al tipo sí. Sabía que la única forma de liberarte era sorprendiéndolo, por eso la puerta de tu departamento desapareció.

Winn sonrió como si nada.

—Vamos, ya está todo bien, ahora solo debes recuperarte y...

Ambos miramos hacia la puerta cuando se abrió. Me decepcioné al ver aparecer a un hombre vestido con delantal. Este ya era un anciano, su cabello blanco cubría toda su cabeza.

Cuando se detuvo a los pies de mi cama noté como me examinaba de arriba abajo una sola vez. Sus ojos Verdes me parecían conocidos, más la forma en que me miraba.

—Veo, señorita Danvers—dijo con voz firme —que ya está mejor.

Observé a Winn un segundo.

—Él es el doctor Rizzo Luthor—alcé ambas cejas al oír su apellido—, fue quien te operó.

—Así es, yo fui quien le quitó la bala alojada en su espalda.

El hombre observó a Winn quien se puso de pie.

—Bien, como estás despierta me voy—. Con eso salió de la habitación sin mirar atrás.

Observé al médico unos segundos.

—Gracias —solté al fin.

—No me agradezca a mi, señorita Danvers, agradézcale a mi nieta que me llamó y convenció de dejar mi casa en la playa para venir aquí y operarla, yo ya no hago estas cosas.

—Entonces se lo agradeceré cuando la vea.

Él asintió.

—Dígame, señorita Danvers...

—Kara, por favor —corregí —señor Luthor.

—Dígame, señorita Danvers —continuó él como si nada, evité voltear mis ojos —¿qué pretende con mi nieta?

Arrugue su frente.

—Creo que eso solo le compete a ella y a mí. —Este hombre ya no me agradaba.

—¿Eso cree, no?—. El hombre tomó una carpeta y la observó—. Bien, solo deberá permanecer en el hospital un par de días, luego de eso se irá a su casa y tendrá unos días de reposo. En algunos minutos vendrá una enfermera a hacerle algunas pruebas, nada del otro mundo.

Regresó la carpeta a su lugar y me observó unos segundos antes de alejarse y dejarme sola.

Suspiré.

Eso sí era extraño, pensé. Pero por fin había conocido al abuelo de Lena, un hombre que se parecía a ella bastante noté.

—Lena—susurré.

Quería verla, hablar con ella, ya estaba cansada de esperar.