En la noche.
Eran las once de la noche cuando me recosté en la cama, luego de darme una ducha y ponerme un pantalón de chándal y sujetador, recordé porque había regresado del trabajo tan rápido.
Tomé mi teléfono y lo observé cinco segundos antes de llamar.
—Diga —contestó la voz de lena, firme y extrañamente suave. Tenía la impresión de que ella podía dar órdenes sin parecer un tirano —. ¿Hay alguien allí?, si empiezas a respirar de forma extraña colgaré.
Sonreí al oírla e hice exactamente eso, comencé a respirar muy cerca del teléfono, como lo haría cualquier psicópata de película vieja.
—Bien, ahora me pregunto por qué eso es excitante—. Solté una carcajada al oírla.
—Será porque estoy haciendo cosas malas justo ahora.
Casi pude verla sonreír.
—Mm —murmuró Lena —pero yo quería guiarte esta noche en esas cosas malas. —Cerré los ojos pensando que necesitaba algo más que una guía de ella.
—Entonces hazlo, pero primero quiero oírte decir lo que haces, es más divertido.
—Está bien, solo déjame aclarar algo.
—¿Qué? —murmuré.
—¿Kara, eres tú?
Voltee los ojos.
—No —murmuré sonriendo —antes de meterme en mi cama era kara, ahora soy una completa extraña.
—¿Yo también lo soy?
—¿Quieres serlo?
—Creo que será divertido.
Suspiré al imaginar lo que estábamos a punto de hacer.
—Entonces hagámoslo extraña, dime qué estás haciendo ahora—. Bajé el tono de mi voz para hacerlo más íntimo.
—Ahora, estoy abriendo las cortinas de mi habitación, apagué las luces porque solo quiero tenerte a ti en mi mente y con la luz de la luna todo es más interesante.
Suspiré al imaginarla.
—Apaga la luz, Kara —susurró ella y lo hice enseguida, luego me moví hacia las ventanas para que la luz también ingresara.
Esa noche había luna llena y el cielo estaba despejado.
—Ya está —murmuré —también he abierto la cortina.
—Perfecto —le oí decir —pero no regreses a la cama, no aún.
Esperé.
—Imagina que yo estoy allí, en medio de esta, observándote.
Me detuve a los pies de la cama e hice lo que me pedía, la imagine allí.
—¿Estas desnuda? —pregunté.
—No aún, pero quiero que tú lo estés —moví mi mano hacia mi pantalón —pero antes —me detuve —quiero que lleves tu mano por sobre el pantalón, tócate Kara, dime como estas.
Jadee al tocarme.
—Dura —susurré y cerré los ojos.
—Sí —murmuró ella —¿en verdad lo estás o mientes?
—No, lo estoy—. En verdad lo estaba.
—¿Qué tan dura?
—Mucho —jadee
.
—Bien —elogio ella, sonreí suavemente—, mira hacia la cama Kara, yo estoy allí, puedes verme recostada sobre la cama, con cojines tras mi espalda para estar cómoda y verte mejor.
La imaginé en frente, como se describía y entre la oscuridad del lugar casi pude verla, como si estuviera allí.
—Qué te gusta que use Kara, qué deseas que lleve esta noche puesto —lo pensé—. Me quieres desnuda ya, o en ropa interior, con pantis o medias.
—Ropa interior —solté enseguida, quería alargar el momento —con medias y portaligas.
—Perfecto, porque es lo que llevo puesto —tomé aire —solo que también he estado tocándome sobre mi ropa interior, viéndote de pie en frente de mí. Sé que te gusta cuando separo mis piernas y me tocó para ti.
—Sí, me gusta —susurré.
—Dime qué quieres —pidió suavemente.
—Quiero me te bajes el sostén, no te lo quites, solo déjame ver tus pezones.
—¿Te gustan?—susurró ella.
—Sí, tócatelos —murmuré —sé que te gusta que los tome en mi boca —sonreí al oírla tomar aire —llévate un dedo a la boca y humedécelo antes de tocar cada pico duro —ella jadeo suavemente—, imagina que es mi boca la que te acaricia, que es mi lengua la que juega con tu piel.
Al oírla jadear suavemente llevé una mano a mi entrepierna. Gemí al tocarme.
—kara, kara—susurró ella —no te he dicho que puedes tocarte —trague al oírla, como si hubiera hecha algo malo —qué voy a hacer contigo ahora.
—¿Qué quieres decir? —murmuré.
—Bájate los pantalones, ya que no puedes esperar vamos a hacer esto. —Aunque arrugué mi frente un segundo me quite los pantalones y esperé.
—Tócate, kara —continuó ella —acaríciate suavemente, recuerda que yo te estoy mirando, viendo lo que haces —lo hice y cerré los ojos para imaginarla allí, frente a mí —humedece tu pulgar, llévatelo a la boca —lo hice —y luego acaricia tu cabeza —gemí.
Seguí acariciándome, como ella me lo pedía.
—Puedo verte —susurró ella —como tu mano se mueve por tu polla —gemí —como los músculos de tu vientre se contraen con la necesidad de correrse —jadee —pero todavía no puedes hacerlo, no hasta que llegue cerca de ti.
—Lena —susurré.
—Ya no es tu mano la que te acaricia, es la mía kara, es mi mano la que te toca.
Gemí.
—lena —jadee —quiero oírte, tócate para mí.
—Quieres saber cómo estoy —sí, pensé incapaz de responder, estaba muy cerca —quieres saber cuan húmeda estoy, cuan fácil es para mis dedos entrar en mí.
—Déjame oírte —jadee.
No escuché nada por un segundo, pero luego, el sonido húmedo me hizo gemir. Dios, ya no aguantaba, solo estaba a un paso.
—No te corras —jadeo ella —no hasta que yo lo haya hecho primero.
Gruñí y esperé, solo que por suerte no mucho. Cuando Lena gimió y jadeo contra la bocina del aparato supe que se había corrido y la seguí enseguida, temblando y jadeando por aire.
Unos minutos después, abrí mis ojos y observé alrededor. Parpadee al ver el teléfono sobre la cama, lo había soltado.
—Lena —llamé con voz ronca.
—Mm, allí estas —dijo ella —creí que te habías quedado dormida.
Reí suavemente y me moví al baño.
—Con lo satisfecha que estoy ahora no me hubiera parecido raro.
Ella rio.
—Bien, ya es tarde y mañana hay muchas cosas que hacer.
—No puedo creerlo, has obtenido lo que querías de mí y ahora me despachas—. Sonreí.
—Ahora te dejaré descansar mujer extraña, porque mañana yo te llamaré.
—Si es así, hasta mañana extraña.
—Hasta mañana.
Sonriendo colgué el teléfono y regresé a mi cama, luego de quitar la sábana me recosté y cerré los ojos. Ya quería que fuera mañana, algo me decía que sería más divertido que el reciente e interesante encuentro.

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Your's; Supercorp
FanfictionKara ha pasado toda su vida adulta intentando ocultar lo que es, porque cada vez que lo deja salir a la luz termina sola, atada a una cama y decepcionada. Ahora, ha conocido a una mujer que le hace desear dejar de fingir y le muestra que no es nece...