Luego de ducharnos salimos de la habitación. Observé a la pareja fuera de esta que esperaba tranquilamente su turno. El hombre que debía ser el amo saludo solo a Lena con un movimiento de cabeza, ella lo imitó y continuamos caminando.
La seguí por los pasillos y varias escaleras, descendimos tranquilamente hasta detenernos frente a una puerta de madera vieja y roída. La miré dudando de su idea.
—¿Por qué creo que esto es...
—Las mazmorras —dijo ella sonriendo—. Ven, puede que veamos algo interesante, y prepárate, aquí sí habrá gente teniendo sexo como si nada.
Asentí e ingresamos a esa sala. Me congelé enseguida.
Pues sí había gente teniendo sexo, y varios noté, en diferentes posiciones. Pero lo que me detuvo no fue eso, fueron todos los implementos que habían colgados en las paredes, las antorchas, las jaulas y prisiones, los caballetes, mesas con esposas, y por último, el hombre amarrado de manos sobre su cabeza, que recibía, al parecer con gusto, unos latigazos.
Observé a la mujer mover el látigo como una experta y golpearlo en el vientre y piernas sin dejar ni una sola marca. Y cada vez que lo hacía, el hombre gemía con intensidad.
—¿Te gustaría estar allí? —me preguntó Lena sorprendiéndome, la miré con la boca abierta—, puedo arreglarlo, Era es muy buena con el látigo.
Trague tensa y observé la escena. Varios también miraban y muy entusiasmados. —Creo que no hoy —murmuré, Lena siguió sonriendo.
—Entonces será otro día—. Me estremecí ante la idea.
—Luna —dijo una voz ronca, con sorpresa y deseo.
Me tensé y observé a un hombre que solo vestía pantalones de cuero y una máscara negra acercarse lentamente y con sensualidad.
Me di cuenta de que no era el único que observaba a Lena de esa forma, varios a su alrededor la miraban con anhelo, solo que nadie se le acercaba.
Cuando el hombre se detuvo demasiado cerca solo apreté la mandíbula. Esto no me gustaba, pero no iba a hacer una escena, por ahora.
—Ares —saludó ella aburrida.
—Así que regresaste—. Ella se encogió de hombros.
—¿No todos lo hacen?—. Ares me miró unos segundos con curiosidad.
—Nueva —le dijo, casi como si hablara de un mueble.
Lena asintió.
—Nueva—. Ella apuntó a la mujer que nos observaba y tenía un collar en su cuello.
Él también asintió.
—La estoy entrenando.
Lena rió suavemente.
—¿Sigues entrenando esposas que buscan algo más... interesante?—. Se miraron unos segundos.
—Es buen negocio, tú podrías entrenar hombres, te pagarían muy bien —lena negó con su cabeza enseguida—. Sí, conozco tu respuesta.
—¡Luna! —gritó una alegre voz de mujer. Vi cómo Era, la mujer del látigo, se acercaba a ella rápidamente. Y aunque le sonrió no la tocó, nadie se acercaba como para hacerlo.
Arrugue mi frente un segundo por eso.
—Hace tanto que no te veía.
Estaba un poco sorprendida por el tono alegre y despreocupado de su voz, nada que ver con lo que esperaba de una mujer que hace pocos segundos azotaba a un hombre.

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Your's; Supercorp
FanficKara ha pasado toda su vida adulta intentando ocultar lo que es, porque cada vez que lo deja salir a la luz termina sola, atada a una cama y decepcionada. Ahora, ha conocido a una mujer que le hace desear dejar de fingir y le muestra que no es nece...