CUANDO LA VIDA
TE TIRE ESPINAS,
BUSCA LAS ROSAS. . . .
Al anochecer, me encontraba ayudando a Gilly a lavar la ropa para que pudiese finalizar con sus tareas temprano y se fuese a dormir junto al pequeño Sam, cuando de pronto, unos hombres de las Guardia de la Noche irrumpieron en la habitación.
—Una belleza que viene desde el otro lado del Muro —dijo un hombre.
—Y otra que viene desde el Sur —agregó otro.
Ayudé a Gilly a tomar la ropa y colocarla en el cesto de ropa, para marcharnos de allí, pero los hombres nos detuvieron.
—¿A dónde vas? —le dijeron a Gilly—. ¿No somos más apuestos que el gordo?
—La verdadera pregunta es: ¿son ellas lindas en el mundo real o es porque son las únicas mujeres aquí? —preguntó otro.
—Dejanos solas —le ordené—. Debes ser nuevo aquí para creerte con el derecho de hablarme así.
—Dame un beso —me dijo uno, pero lo aparte con mis brazos.
Fue entonces cuando llegaron Jon y Sam, y los obligaron a marcharse.
—Hermano Derek, Hermano Brant —les llamó Jon—. ¿Se les ha perdido algo aquí? Porque les recuerdo que su Guardia es allá afuera.
—No, solo queríamos saber a qué sabe esta salvaje —dijo Derek, tomando por la fuerza a Gilly y poniéndola de espaldas.
—Y yo esta puta noble —dijo Brant.
Tomé el cesto de ropa y los golpeé fuertemente a ambos en la cabeza, causando que cayeran al suelo inconscientes.
—¿Estas bien? —le pregunté a Gilly, quien asintió.
Arreglé mi vestido y abrí la puerta para marcharme de allí, pero Jon no tardó mucho en seguirme.
—Necesitamos hablar, ¿no lo crees? —me dijo, mientras aceleraba el paso para intentar alcanzarme.
—No —dije entrando a mi habitación y cerrando la puerta, pero el no tardó mucho en abrirla.
—Lo que viste en mi oficina, te aseguro que no ocurrió nada —me dijo, tomando asiento junto a mi en mi cama—. No estuve con ella, le dije que te quería a ti.
—No me importa lo que ocurrió con la mujer roja, o lo que tú quieras —contesté—, porque nosotros dos jamás podremos estar juntos.
—¿Por qué no? —preguntó alarmado—. ¿Es porque soy un bastardo?
—Vaya, realmente recuerdas tus votos cuando te resulta conveniente... No podemos estar juntos porque hiciste un juramento —me reí—. Y si realmente crees que alguna vez me importó si eras un bastardo, un plebeyo o un rey, entonces no entendiste nada, Jon Snow.
—Entonces explícamelo —me pidió.
—No.
—¿Por qué no?
—Porque me marcho en la mañana —le dije.
—¿Ves por qué te lo mantuve oculto? —me gritó—. Era obvio que me abandonarías.
—Desde un principio supiste que mi juramento duraría tanto como la vida de Joffrey —le dije—. El murió, ya puedo regresar a mi hogar.
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La marca de los Tyrell | Jon Snow GOT
Fanfiction𝐋𝐄𝐘 𝐍°𝟕 | ❝ Tras el cumpleaños número dieciséis del primogénito legítimo y futuro heredero del Reino del Dominio, este deberá ser marcado con el escudo familiar en su brazo dominante. Todo heredero que incumpla con esta ley deberá ceder el tron...