Capítulo 12

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LAS DESGRACIAS
TIENEN OÍDOS SENSIBLES,
AL IGUAL QUE LAS PAREDES

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—¡Eres un maldito traidor! —exclamé tras irrumpir en su dormitorio

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—¡Eres un maldito traidor! —exclamé tras irrumpir en su dormitorio.

Al ingresar, me encontré con un Jon semidesnudo, que me miraba perplejo.

—¿Cómo te atreviste a contarles todo después de todo lo que vivimos? —le empujé—. Me abrí contigo, te conté cosas que nadie más sabía y tú me traicionaste.

—Adhara, no se de que estás hablando —me susurró—. No te he traicionado, recién he llegado. Estuve inconsciente todo este rato.

—Si no fuiste tú, ¿entonces quién? —pregunté confundida, llevándome las manos a mi cabeza.

—¿Quién qué?

—Sam me dijo que nos están esperando en el comedor —le susurré—, que todos en la Guardia lo saben. Saben que no soy Criston.

—¡Aquí estás! —exclamó Sam, tomándome del brazo—. No puedo creer que huyeras corriendo de mi, debemos ir al comedor. Todos los están esperando... A ambos.

—¿A ambos? —preguntó Jon.

—Sí, a ambos —remarcó Sam—, pero procura ir vestido, ¡No quiero que Gilly te vea así!

Jon largó una carcajada y le aseguró que iríamos en un momento. Cuando finalmente estuvimos solos, tome asiento sobre su cama y le invité a hacer lo mismo.

—Tengo algo que decirte —hice una pausa—, pero primero dejaré que termines de vestirte. Esto no es... correcto. Podría ser una situación comprometedora para una Lady.

—Por suerte tú no eres una Lady, eres un hermano de la Guardia de la Noche —me dijo en un tono burlesco.

Por más que lo intentase, no podía despegar mis ojos de su torso desnudo. Tanto su abdomen como su espalda estaban muy bien definidos. Jon se acercó hasta su cama, donde yo me encontraba, y se detuvo, lo que me permitió observarlo aún mejor.

—Estas sentada sobre mi camisa —me dijo.

Una sensación de vergüenza invadió todo mi cuerpo y podía apostar que me había sonrojado.

—L-lo lamento, no lo había notado —me disculpé.

Me puse de pie para que el pudiese tomar la camisa, pero eso solo empeoró todo, ya que nuestro rostros quedaron a centímetros de distancia y podía sentir su abdomen rozando mi cuerpo. Inmediatamente, me di la vuelta y tomé su camisa para luego entregársela. Jon me sonrío y, luego de colocarse la camisa, tomó asiento a mi lado.

La marca de los Tyrell | Jon Snow GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora