Capítulo 41

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UN DRAGÓN SE MUERE
POR PROBAR EL VENENO
DE UNA FLOR

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Todos en la habitación comenzaron a golpear las mesas exigiendo una respuesta

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Todos en la habitación comenzaron a golpear las mesas exigiendo una respuesta. Pude sentir los ojos de todos clavarse en mi, pero principalmente los de Jon Snow.

—¿Por qué me casaría con usted? —le pregunté.

—Con todo respeto mi Lady, su belleza es tan impresionante que me hace creer que los rumores de caballeros matando por su mano son ciertos —hizo una pausa—. Desde el primer día que la vi en Pozo Dragón me di cuenta de que quería estar con usted. Puedo y deseo hacerle tantas cosas...

—Entre esas tantas cosas que menciona, ¿están incluidos los hijos? —indagué.

—Sí, mi Lady. Quiero hacerle tantos hijos como la cantidad de rosas que hayan en Altojardín.

—Hay demasiadas rosas en Altojardín, pero en todo el reino del Dominio hay incluso más —me burlé—. ¿Está seguro de lo que dice?

—Si, mi Lady.

—¿Entonces que está esperando? —le pregunté—. Diga las palabras.

Los labios de Bronn se curvaron en una sonrisa. Me tendió su mano y me llevó hasta donde el se encontraba. Apoyé mis manos sobre la mesa principal, en la que yacían varios de mis amigos —y enemigos—. Bronn se arrodilló ante mi y sacó un anillo bañado en oro de su bolsillo. No pude evitar preguntarme de dónde lo había sacado o como siquiera había podido pagarlo.

—Lady Adhara, de la Casa Tyrell, Señora de Altojardín y Reina del Dominio —me dijo—. ¿Acepta casarse conmigo, Ser Bronn de Aguasnegras?

La multitud comenzó a gritar y a golpear la mesa nuevamente, aguardando una respuesta.

—Sí, acepto —respondí fingiendo una sonrisa.

Bronn se puso de pie y colocó el anillo en mi dedo anular, para luego acercarme hasta su cuerpo y unir nuestros labios en un beso. Sus manos, como era de esperarse, descendieron hasta mi trasero y lo apretaron, justo en frente de Jon. Y de todos los que se encontraban en la mesa principal.

Si bien debía admitir que Bronn no estaba nada mal, no podía evitar sentir rechazo hacia el. Bronn no solo había participado del saqueo del Dominio, sino que también había estado presente durante el asesinato de mi abuela. Bronn había cumplido cada una de las órdenes de Cersei, lo que lo convertía en su cómplice. Y todo por unas bolsas de oro.

—Jon Snow —le llamó Bronn—. Gracias por haber traído a la rosa más hermosa de todo Westeros de regreso al Norte. Si no fuese por ti, no me habría reencontrado con mi futura esposa.

La marca de los Tyrell | Jon Snow GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora