𝐋𝐄𝐘 𝐍°𝟕 | ❝ Tras el cumpleaños número dieciséis del primogénito legítimo y futuro heredero del Reino del Dominio, este deberá ser marcado con el escudo familiar en su brazo dominante. Todo heredero que incumpla con esta ley deberá ceder el tron...
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A pesar de que la Casa Florent contaba con muchos más miembros, había decidido condenar únicamente al usurpador: Alekyne Florent. Ya que, la Casa Florent, era familia directa de mi mejor amigo: Samwell Tarly. No solo acababa de asesinar a su tío, sino que también planeaba asesinar a su padre. Alekyne Florent tenía dos hermanas: Melessa Florent, la madre de Sam, y Rhea Florent, la esposa de mi abuelo materno.
Al ingresar al Castillo, fui corriendo hasta mi habitación que, para mi gran sorpresa, estaba intacta. Los retratos de mis hermanos y yo reposaban sobre las paredes ilesos, y la cama aun seguía tendida. Me dejé caer sobre la cama y me largué a llorar.
Mi corazón estaba hecho añicos, pero sabía que era mi obligación dejar el nombre de la familia en alto. Debía honrar a la Casa Tyrell porque mi familia se lo merecía, porque mi familia había dado su vida por ello.
—Adhara, es hora —me dijo mi madre.
Hoy era mi cumpleaños, pero también era el día en el que despediría a mi familia ante los ojos de todo el reino. Habíamos colocado el cuerpo de mi abuela, Lady Olenna, en un bote de madera rodeado de rosas doradas. Debido a que no contábamos con los cuerpos de mi padre, ni mis dos hermanos, habíamos optado por llenar tres botes de rosas doradas.
—Estos días han sido dias oscuros para la Casa Tyrell y para todo el reino —comencé a decir—. Hoy, nos hemos reunido para decirle adiós a Mance Tyrell. Mance fue un hijo, padre, caballero, rey y protector de uno de los reinos más poderosos. Hoy, lloraremos a mi padre, el hombre que solo tenía ojos para mi y mi felicidad desde el momento en el que llegue al mundo.
—Hoy, lloraremos al único sucesor masculino que el Dominio reconoce, Loras Tyrell. El caballero de las flores, el caballero que había jurado fidelidad a lo que dictaba su corazón; el caballero que habría dado la vida por sus seres amados, por sus hermanas, por su pueblo y por toda su familia. Pero más importante aún, el caballero que hoy reposa junto a sus seres amados en el más allá.
—Hoy, lloramos a la Reina Margaery, la rosa más bella de Altojardín y de los Siete reinos, la mujer que estaba dispuesta a renunciar a sus sueños si estos le harían daño a sus seres amados o a su pueblo. La mujer que estuvo dispuesta a sacrificar el Trono de Hierro, el que tanto había anhelado, con tal de vernos sonreír a Loras y a mi. La mujer que ha recorrido cada orfanato y cada hogar del Dominio, para asegurarse de que su pueblo estuviese a gusto.
—Y, por último, hoy lloramos a nuestra Reina de las Espinas. Lady Olenna Tyrell supo tomar las riendas del Reino y al mismo tiempo el papel de madre y abuela, quien había dejado sus deberes reales en segundo plano para hacerse cargo de sus nietos y asegurarse de que nunca les faltase amor, ni atención porque creía con todas sus fuerzas que nos la merecíamos. Les aseguro que coincido con mi abuela en algo, y es que ninguno de ustedes, mis adorados súbditos, merece menos de mi cien porciento.