Capítulo 9

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Lionel estaba haciendo tiempo en el baño, intentando poner en orden sus pensamientos.

Tenía el pecho cargado de emociones, hacía mucho tiempo no se sentía así por nadie.

Era impulsivo y se enamoraba rápido; no podía controlarlo, no podía frenar sus sentimientos.

En el fondo se sentía culpable de sus afectos tan acelerados hacía Pablo; sentía que estaba engañando a su esposa pero por otro lado una pequeña voz en su cabeza le decía que no se detuviera.

Se observó en el espejo; se peinó un poco con las manos y se cepilló los dientes, no quería tener mal aliento. Siempre llevaba un kit con cremas, cepillo y pasta dental. Su aspecto era muy importante para él.

Cuando estaba por salir del cuarto de baño, le llegó un mensaje. Era Alejandro.

"Tengo una buena noticia y una mala noticia, ¿Cuál querés primero?"

El mensaje de su amigo le hizo temblar hasta el músculo más pequeño.

La ansiedad le ganó y lo llamó.

Sonó un par de veces hasta que Alejandro se dignó a contestar. Lionel no permitió que hablara primero.

–¿Que mierda pasó?– preguntó en un tono serio pero en voz baja para que Pablo no escuchara.

Alejandro enmudeció, sólo se podía oír su respiración. Se tomó su tiempo para contestar.

–Julian le cortó el pelo a Enzo – soltó de golpe– te juro que fueron dos segundos y para cuando nos quisimos dar cuenta…

Lionel suspiró con pesadez. Se llevó los dedos al entrecejo.

–¿Quedó muy mal? – estaba muy preocupado. Era su culpa, él había convencido a Pablo de dejar a su hijo con sus amigos.

–No, Nico lo acomodó un poco...– lo intentó calmar su amigo.

Lionel comenzó a pensar en una solución.

–Vamos a hacer lo siguiente– dijo en un tono tranquilo– yo te voy a pasar el teléfono de mi peluquero, ustedes van a llevar a los chicos, a Enzo le acomodan BIEN el pelo y que Juli también se lo corte si quiere. Yo no le voy a decir nada a Pablo – hizo una pausa – esto tiene que ser un pacto de silencio entre los cinco; vamos a decir que los chicos se querían hacer un cambio de look y ustedes los llevaron.

Alejandro asintió a todo e insistió en hacerse cargo de los gastos, se sentía muy culpable de lo sucedido.

Una vez que cortó la llamada, Lionel, salió del baño.

Eran aproximadamente las tres de la tarde. Él y Pablo ya casi habían terminado con las cajas. Tenía que hacer tiempo de alguna manera.

Casi como un milagro, comenzó a llover nuevamente.

–¿Está lloviendo? – preguntó mientras se asomaba a la ventana.

Pablo estaba en el sillón, con los ojos somnolientos. Se levantó y caminó hacia la ventana.

El cielo se había oscurecido por completo y la lluvia caía con fuerza.

– Hoy a la mañana el sol estaba radiante, no sé qué pasó – comentó mientras bostezaba.

A Lionel se le ocurrió una idea al instante de ver a Pablo así. Ya sabía cómo distraerlo por unas horas.

– Está lindo para ver una película… – dijo mirando de reojo a Pablo. En las condiciones que estaba no iba a durar ni quince minutos sin dormirse.

corazón frágil (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora