Capítulo 18

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Paulo dormía profundamente sobre la cama de Alejandro y Nicolás. Parecía un ángel, uno muy triste, cómo los de los cuadros renacentistas. Afuera, continuaba diluviando.

"Le dí una pastilla para que se duerma, estaba muy nervioso... me confesó que dejó la medicación hace unos meses...cortó el tratamiento...no creo que sea conveniente que siga viviendo solo, lo de hoy fue preocupante" Le dijo en un tono calmo la psiquiatra a Lionel antes de irse. Él la había llamado, junto con la psicóloga. Paulo estaba tan nervioso que apenas se entendía lo que decía, hablaba sin coherencia alguna. Entre llanto y gritos mencionó las palabras "Odio" "Cristian" "Engaño". Lionel entendió por dónde iba la mano y Pablo le había terminado de armar el panorama.

Era un domingo frío, sombrío, casi trágico. La casa de Alejandro y Nicolás era un lugar alegre y lleno de luz pero ese día se sentía agobiante el simple hecho de respirar. Todo estaba en absoluto silencio. Un funeral tenía más "vida".

Cristian estaba sentado en el sillón, aferrado a él, lleno de culpa y remordimiento. Movía las piernas de manera nerviosa y no se atrevía a levantar la mirada. Su padre, por su lado, había recuperado el teléfono con la pantalla estallada del suelo del baño. Para suerte o desgracia, continuaba funcionando.

Pablo se sentó en el sillón individual que estaba al lado de la ventana del living. Alejandro estaba preparando café. Lionel continuaba su charla con la psiquiatra en la entrada de la casa, la cual, tenía un pequeño techo que impedía que la lluvia cayera sobre ellos.

Pablo, con un nudo en la garganta le exigió a Cristian la clave del celular. El chico estaba callado, con la cabeza gacha. Después de preguntar cinco veces y que no hubiera respuesta se cansó. Tomó la mano de Cristian y lo obligó a poner la huella digital para desbloquearlo.

Se sentía culpable de invadir la privacidad de su hijo, jamás había hecho tal cosa pero la situación lo ameritaba.

La pantalla astillada no impedía que se leyeran las cosas a la perfección. Pablo deslizó su dedo y entró al último chat, el chat que Paulo había leído. Se le paró el corazón cuando comenzó a leer. Sentía que esos mensajes ya los había leído en otro lado. Fue en ese instante que recordó a su ex esposa, la mujer que lo había engañado más de una vez. Sonrió de manera amarga.

Fue leyendo los mensajes sin ningún tipo de orden en específico, se detuvo en las cosas importantes.

"¿Cuándo vas a venir a verme? nunca tenés tiempo para mi, siempre estás con Paulo" seguido de una foto subida de tono.

"Uffff, si me estas esperando así voy ya mismo" respuesta de Cristian.

"Te extraño, mi amor" otra foto subida de tono.

"Fua, mi vida, yendooooo" respuesta de Cristian.

"Cris, estas???? tengo ganas de verte, me quedé pensando en lo que hicimos anoche, me gustó mucho"

"La pase muy bien también, me encantó, lo dejo a Paulo en su casa y voy a verte" respuesta de Cristian.

Hacía semanas que Cristian lo engañaba con un vecino suyo, un chico que vivía en el mismo complejo de edificios. Todo parecía puramente sexual.

Pablo apagó la pantalla, no podía seguir leyendo. Tenía ganas de vomitar. Era una mezcla de decepción con repudio a su propio primogénito.

"Lo traicionero se lleva en la sangre" pensó con un poco de bronca. Por su mente pasaron los chats que él mismo le había encontrado a quien alguna vez fue su esposa y comprendió profundamente a Paulo. Ese dolor, esa pérdida, la traición. Pablo conocía esos sentimientos como la palma de su mano.

corazón frágil (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora