Capitulo 2

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Lionel seguía enfrascado en sus pensamientos cuando llegó al trabajo, tanto que ignoró a su compañeros; no los saludó como siempre. 

Recordó a su esposa, la primera vez que la vió. Su pelo, su olor, sus ojos. Sintió una presión en el pecho, se sentía culpable por haber pensado en algo parecido con otra persona, aunque fuera solo por un segundo. 

Quitó todo pensamiento del maestro de su hijo de su cabeza y se dispuso a continuar con su trabajo. 

Las horas pasaban y sus compañeros eran igual de revoltosos que siempre; en la hora del almuerzo, Alejandro, uno de los mayores de la oficina, era el centro de atención y risas. 

–Dale,Nico, aceptalo, soy parecido a Beckham – gritaba el petiso por toda la oficina. 

Todos se reían ante la ocurrencia de su compañero.

– Mira si te vas a parecer a Beckham, dejate de joder – le discutia el otro. 

Lionel era un hombre serio pero ante tales ocurrencias no podía evitar reírse. 

– Lio, escuchame – Alejandro se acercó a él – ¿O no que soy parecido? 

Alejandro tenía una foto del jugador de fútbol en el celular y la ponía lo más cerca de su cara como el teléfono se lo permitía. 

Lionel contuvo la risa tanto como pudo. 

– A ver, ponete de perfil, necesito verte de todos los ángulos para decirte – le respondió divertido. Aquella gracia lo había hecho olvidar cualquier mal pensamiento. 

Alejandro le hizo caso y comenzó a mostrar su perfil. 

– Y, tiene un parecido – le decía a Nicolas – si lo miras con un ojo cerrado y de lejos, puede ser. 

– Son así eh, son jodidos – les recriminaba Alejandro pero no quitaba la sonrisa de su cara. 

El día laboral continuó tranquilo, con alguna que otra risa más y sin incidentes. 

A las cinco de la tarde, Lionel, salió del trabajo, un tanto cansado. El frío del exterior no aflojaba, al igual que la lluvia. Se aferró a su bufanda hasta llegar al auto. 

Se dispuso a ir a buscar a su hijo; en el camino, frenó en una panadería, allí compró una docena de facturas para ambos. Juli era chiquito pero de muy buen comer.

En la puerta del jardín, los padres se apresuraban a buscar a los niños, todos querían regresar a sus casas lo más pronto posible. Sobre todo porque era viernes.

Antes de bajar, miró  en dirección a la puerta, allí estaba el nuevo maestro, con una campera y gorro de color rojo. Tomó aire y bajó del auto. Todo estaba en su cabeza, anuló cualquier pensamiento respecto a Pablo.

Una vez que llegó a la puerta no quedaban muchas personas; por lo general era uno de los últimos en llegar. 

Pablo le sonrió al verlo. Sus mejillas y nariz estaban rojas por el frío. 

– Buenas tardes – le dijo a Lionel ni bien lo tuvo enfrente.

Lionel sonrió y le devolvió el saludo. Miro a los lados buscando a Julian pero no lo encontró.

Su ceño se frunció. 

– ¿Tenes un momento? – le preguntó Pablo haciéndole una seña para que ingrese junto con él al jardín. 

Lionel, que comenzaba a preocuparse por su hijo, lo siguio de inmediato.

-Te cuento – comenzó a hablar Pablo con una voz dulce – estaríamos teniendo una situación con Juli…

– ¿Está bien? ¿Dónde está? – Lionel habló en un tono alterado y seguía buscando a su hijo con la mirada. 

– Si, si – lo calmó Pablo – Juli está perfecto – Lionel suspiro aliviado – está en el salón, jugando con mi nene. 

– ¿Tu nene? – Lionel alzó una ceja. 

–Si, tengo un hijo, se llama Enzo – sonrió Pablo – ahí está el tema del que te quería hablar…

Lionel se encontraba expectante ante las palabras del maestro.

– No los puedo separar – comenzó a contar – se pasaron todo el día juntos y cuando le dije a Juli que ya era hora de irse, que tenía que venir a la entrada con los compañeros para esperar a las mamis y papis, los dos, se me largaron a llorar. 

Aquello, tomó por sorpresa a Lionel, Julian, nunca hablaba con nadie y era muy tímido para jugar con los otros niños.

– Vení, miralo vos mismo – le dijo Pablo y lo guió hasta el salón. 

La salita roja estaba repleta de juguetes, dibujos y colores; allí estaba Julián, jugando con el hijo de Pablo. Ambos estaban con muñecos de superheroes. 

Lionel sintió unas ganas repentinas de llorar pero lo reprimió. Julián, se veía feliz, corriendo y riendo por todo el lugar. Realmente las únicas personas con las que interactuaba de aquella manera era solo con él y con Paulo. 

– Disculpame si te estoy haciendo perder el tiempo pero… bueno, vos los estas viendo, no los pude separar – le insistió Pablo un tanto apenado – mi nene tuvo problemas de adaptación en jardines anteriores, es la primera vez que lo veo conectar tanto con alguien de su edad.

Lionel suspiró.

– Gracias – Dijo en un tono bajo. 

– ¿Por? yo no hice nada.

Lionel se giró y lo miró directo a los ojos, algo que no tenía planeado hacer. 

Su corazón comenzó a latir, hacía años no disfrutaba de aquella sensación. Pablo tenía algo que lo estaba haciendo sentir muy bien. Toda su negación desapareció de golpe, se esfumó.

Se limitó a disfrutar de la felicidad de su hijo. Julián tenía la capacidad de borrar cualquier tipo de negatividad. 

– No sé – sonrió – pero gracias. 

Pablo le devolvió la sonrisa. No dejaron de mirarse el uno al otro ni por un segundo. 

– ¡PAPÁ! – gritó Julián provocando un pequeño susto en los adultos. 

El niño corrió en dirección a su padre y lo abrazó.

– Pa, ¿puede Enzo cenar en casa? 

Enzo, quien estaba unos pasos por detrás de Julian, sonrió. Tenía una sonrisa pícara y compradora. 

Lionel no contestó, se limitó a mirar al padre del niño. Pablo se encogió de hombros y asintió.

–Bueno, está bien, puede venir a cenar a casa– el pequeño Julian comenzó a dar saltitos de emoción – pero con una condición… – los niños y Pablo lo observaron confundidos – el papá de Enzo tiene que venir también.

Enzo, de inmediato, arremetió contra su padre. 

– Papá – habló en un tono serio – vamos a ir – Enzo tenía la mirada fija sobre su padre.

El pequeño era demandante y de carácter fuerte. 

Pablo se rió ante la reacción dominante de su hijo. 

– Está bien, acepto – respondió mirando a Lionel.

El corazón de Pablo había comenzado a latir muy fuerte desde hacía ya unos minutos...

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Hasta acá lo dejo por ahora. Espero que les guste el capítulo.

Felíz navidad  ❤️❤️❤️❤️

corazón frágil (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora