Capítulo 20

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– ¿Esto le gusta a Paulo? – preguntó Pablo tomando una caja de cereal.

La góndola de cereales y galletitas estaba vacía, solo estaban ellos dos con su carrito. Lionel lo abrazó por la cintura. Estaban en la etapa más melosa de una relación.

– Creo que a Paulo le gustan esos – Lionel señaló una caja con cereales de chocolate – come mucha comida dulce – le dio un beso en la mejilla. Pablo sonrió.

– ¿Es necesario que me tengas así mientras compramos? – lo golpeó con suavidad con la caja que tenía en sus manos.

– Es que tengo mucho amor para dar – Pablo ahogó una carcajada.

– Mira las pelotudeces que me decis... me haces reir – agarró la caja que le indicó su novio y la puso en el carrito con el resto de las cosas.

– Eh... que fea actitud, uno no puede ser romántico hoy en día que lo tachan de decir pelotudeces – soltó a Pablo – así yo no puedo, me retiro... – amagó a irse pero Pablo lo detuvo.

– Veni, "Romántico", que no vas a zafar de hacer las compras – lo tomó de la mano y continuaron caminando por los pasillos de esa forma.

Pablo elegía con sumo cuidado los productos que eran para Paulo. Se esmeraba para ganarse su cariño. Aún se sentía culpable por todo lo sucedido con Cristian. En realidad, Pablo, se esforzaba para que todos estuvieran bien. Anhelaba vivir en paz y armonía. La casa brillaba cuando estaban los cinco juntos. Paulo estaba lejos de ser un mal chico, solamente, a veces, se ponía muy triste. Paulo era amable con su trato hacia Pablo pero aún no tenían confianza.

– Pablo... tranquilo, deja de mirar tanto esas galletitas, la vas a ojear – Lionel le acarició la cabeza – cualquiera que le compres le van a gustar.

Pablo suspiró y se mordió el labio inferior. Hacía cinco minutos que estaba intentando decidir entre galletas de chocolate, surtidas o de vainilla. Se estaba volviendo loco.

– Tenes razón,,, pero, en serio, quiero que Paulo se sienta cómodo – Pablo agarró las surtidas – no quiero que se ponga mal si algo no le gusta...

– ¿Qué? – Lionel intentó no reírse ante el planteo absurdo de su novio – Pablo, por dios, son galletitas... – sonrió – en serio, relájate.

Terminaron de hacer las compras, pagaron y se fueron en busca de las facturas que le habían prometido a Julián. Pablo no se tenía que preocupar por ganarse el amor del hijo menor de Lionel, Julián ya lo adoraba. Era su pequeño ayudante de chef. Pablo, al igual que su padre, lo malcriaba.

Cuando llegaron a la casa se encontraron con silencio y quietud, algo extraño. Siempre que regresaban a casa era un caos. Julián y Enzo se potenciaban entre ellos, no se podían quedar quietos ni despegarse. Lionel le envió un mensaje a Paulo para preguntarle dónde estaban.

– Seguramente los llevó a la plaza – habló Pablo mientras llenaba la pava con agua – o fueron a lo de Nico y Ale.

Lionel se sentía nervioso cuando estaba lejos de su hijo, no quería dejar solo a Paulo pero también tenía que darle su espacio y confiar en él. Suspiró y abrazó a Pablo. Lo reconfortaba tenerlo cerca, poder abrazarlo, poder hablar con él. Le dio un besito en la cabeza.

– ¿Qué pasa que hoy estás tan amoroso? – Pablo se dio vuelta y lo tomó de la nuca. Se miraban a los ojos sin pudor alguno. Entre ellos ya había indicios de complicidad y confianza.

– Te amo – le dio un pequeño beso – gracias por ayudarme con Paulo... por preocuparte tanto – le beso la frente. Pablo era un soporte para Lionel en todo ese caos. Cualquiera hubiera huido en su lugar pero Pablo no. Él se quedó a su lado.

corazón frágil (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora