Francia 1805:
Cinco años habían pasado y nada había mejorado, al contrario, las cosas se ponían cada vez peor para la Vampiresa.
El Conde se había enterado que su esposa ya no podía tener hijos y eso significaba que nunca tendría un heredero, por esas razones ya no mantenía relaciones con su esposa; aunque cuando quería placer buscaba a alguna solterona dispuesta a cualquier cosa.
Los golpes y torturas habían aumentado, la Vampiresa pasaba meses encerrada en el Palacio sin poder ver la luz del día; sumergida en una gran depresión en la que cada día se hundía más y más.
Esa noche era la indicada, una noche perfecta para poder escapar y ser libre, aunque sabía perfectamente que siendo la esposa del Conde nada sería fácil, sabía que si ella escapaba su esposo no la dejaría en paz. Estaba dispuesta a correr el riesgo.
— Tú puedes, eres una Pierce — se alentaba ella misma mientras acomodaba un mechón de su dorado cabello.
Eran vísperas de Navidad y el Palacio estaba repleto de personas, celebrando y riendo entre ellos. La Vampiresa tenía la oportunidad perfecta para escapar de allí, sólo tenía que decirle que saldría a tomar aire a los jardines y correría lo más fuerte posible.
Tal vez a esa idea la hubiese implementado hace tiempo, pero le había costado mucho tiempo poder manipular a los guardias para que no la persigan.
La música en el salón había parado y la gran entrada de la Vampiresa no se hizo esperar.
Las horas habían pasado y todos ya habían terminado de disgustar el postre, la mayoría de los presentes tomaban café y seguían hablando, el momento perfecto para salir de aquel lugar.
— Si me disculpan, me retiro — se disculpó con la Duquesa y unas colegas. Salió hacia los enormes jardines; una noche oscura iluminada apenas por la Luna y tan fría como la nieve que había a su alrededor.
Quitó sus zapatos y caminó hacia la muralla que dividía el hermoso bosque blanco del palacio y antes de saltar escuchó a su esposo.
— ¡Savannah! ¡Vuelve aquí si sabes los que te conviene!
Era demasiado tarde para reaccionar, la Vampiresa ya había sufrido suficiente y este era su momento de ser libre, aunque tuviera que escapar por toda una eternidad.
SAVANNAH:
Sentí la cálida respiración de Marcus en mi cuello haciendo que miles de sentimientos me recorran todo el cuerpo. Sentí sus fuertes brazos en mi cintura, su pecho en mi espalda y sus piernas envueltas con las mías, como si estuviese impidiendo que escapara de él, sin saber que él era mi lugar favorito.
ESTÁS LEYENDO
She is my mate.
WerewolfNunca creí haberla encontrado, nunca creí poderla tener en mis manos y menos pensar que era MIA, porque ella es mi mate. *** Una pareja cargada de pasión y deseo, pero sobre todo problemas... ¿El amor es suficiente para rescatarte de la oscuridad...