SAVANNAH:
Mis pies tocaban las suaves hierbas del prado y la brisa movía mi vestido blanco junto con mis rizos. Caminaba sin sentido hasta que di con una vieja casa construida sobre un alto acantilado; podía sentir el olor a mar y el ruido de las olas chocando con fuerza contra las rocas.
Mi instinto me llevó a pisar las viejas maderas que crujían bajo mis pies, abrí la puerta sintiendo como a cada segundo mi corazón latía cada vez más rapidez. El frio atravesó toda mi columna vertebral y sentí como todo mi cuerpo se erizaba. Traté de escuchar algún ruido fuera de lo normal, pero solo se escuchaba una lenta melodía que provenía del segundo piso.
— ¿Hola? — pregunté.
Nada.
Subí las escaleras siguiendo la melodía que cada vez se escuchaba con más claridad. Un largo pasillo que se dividía en izquierda y derecha se hizo presente, seguí por el pasillo izquierdo, dejándome guiar por la melodía.
Una puerta blanca con flores rosadas, algo despintadas, estaba al final del pasillo; tomé el pomo, no sin antes respirar profundo tratando de aligerar mis nervios. Abrí la puerta y me encontré con un viejo tapiz de flores rosadas y blancas, algo desgarrado; una cama perfectamente tendida con una gran muñeca de porcelana de enorme vestido rojo en el centro, y juguetes de niños pequeños por todo el piso. En el centro de la habitación había una alfombra rosa con una caja musical que emitía la melodía, en donde una bailarina dorada que giraba.
Fruncí el ceño y tomé la caja en mis manos, ésta estaba tallada en madera con pequeños detalles en oro, igual que la bailarina. Giré la pequeña perilla de oro para que la bailarina siga bailando y me senté sobre la cama. Tras ver como la bailarina giraba, me llamó la atención el gran espejo dorado de cuerpo completo que estaba en una esquina, camine hacia él y vi mi reflejo: solo estaba yo con un vestido blanco de una tela ligera, mis ojos estaban de un azul profundo como el del mar, mi piel estaba más pálida de lo normal al igual que mis labios algo resecos.
De pronto imágenes se reflejaron en el espejo. Veía una niña con rizos dorados jugando en un prado al lado del acantilado con la pequeña caja musical. Por instinto deslicé mis manos por cada detalle de la caja y en la parte trasera muy pequeño, pero visible, estaba el nombre "Samantha" grabado.
Volví mi vista hacia el espejo y vi como la niña caminaba hacia un espejo que estaba al borde del acantilado, era igual al que tenía en frente de mí. Su reflejo se volvía cada vez más claro: poseía ojos verdes, sus rizos eran dorados, su piel era tan pálida como la mía y su pequeño vestido blanco se movían con suavidad. Parecía acercarse cada vez más y más.
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She is my mate.
WerewolfNunca creí haberla encontrado, nunca creí poderla tener en mis manos y menos pensar que era MIA, porque ella es mi mate. *** Una pareja cargada de pasión y deseo, pero sobre todo problemas... ¿El amor es suficiente para rescatarte de la oscuridad...