MARCUS:
Savannah estaba feliz y yo lo estaba por ella. Podía sentir su felicidad y eso hacía que me sienta orgulloso de mí mismo, me gustaba ver la enorme sonrisa que adornaba sus labios, también parecía estar más relajada y alegre.
— Ponte ahí — le ordené señalando el cómodo sillón que estaba en frente al tocador de la habitación en la que estábamos, bueno es "su" habitación, aunque no fuera así.
— Pásame el cepillo — me miró a través del espejo y sonrió. Deslicé mis manos por su rubio cabello y luego lo cepillé, tomándome todo el tiempo.
— ¡La cena estará lista dentro de diez minutos! — la voz de Kian resonó en el pasillo minutos después.
— Vamos a cenar — extendí mi mano y la acerqué a mí para luego besar sus labios, introduje mi lengua y ambos empezamos una lucha. Fui dejando pequeños besos en su cuello mientras ella hacía lo mismo, pero al llegar a la unión de mi hombro con mi cuello se tensó por completo.
— Sé que no te alimentas Savannah — dije sobre sus labios mirando sus ojos fijamente, los cuales ya estaban dilatados — Anda... — le di más accesibilidad a mi cuello pero ella negó.
— No quiero, estoy bien — respondió dándome la espalda y saliendo de la habitación.
Fruncí mi ceño, molesto por su comportamiento. Conocía su cuerpo, al ser su compañero sentía todo lo que ella sentía y sabía que había algo que me ocultaba.
Luego de relajarme uno minutos y fumar un cigarro en el balcón bajé las escaleras siguiendo su aroma y la encontré en la sala hablando con Jess y Samuel, sus hermanos. Los tres reían a carcajadas mientras veían una película.
— Hablaremos — le susurré sentándome a su lado, se tensó por unos segundos pero volvió a relajarse cuando comencé a trazar círculos en la palma de su mano.
— Chicos vamos, la cena está lista, Seth acaba de llegar con Lía — tomé la mano de de Sav y la tiré de ella hacía la cocina; conocía esta casa de memoria, con Seth solíamos pasar las vacaciones aquí, a veces se unía mi familia.
Nos sentamos todos en la inmensa sala, Seth estaba aquí con Lía sentado en frente nuestro y Kian a su costado, Jess y Samuel estaban a nuestro costado, Natalie y Peter cada uno en la punta de la mesa.
— Por fin estamos todos juntos — dijo Peter, luego de beber vino. Su mirada transmitía paz, pero se tornaba dura al verme a mí. Sabía que estaba celoso; su hija que había perdido por años, había aparecido, y alguien ya se había adueñado de ella.
— Quiero que sepan que nada me hace más feliz en la vida que tener a todos mis hijos reunidos aquí. Siempre tuve la esperanza de pasar las navidades y fiestas juntos, y ahora podremos lograrlo — los ojos de Natalie brillaban al pronunciar esas palabras.
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She is my mate.
Manusia SerigalaNunca creí haberla encontrado, nunca creí poderla tener en mis manos y menos pensar que era MIA, porque ella es mi mate. *** Una pareja cargada de pasión y deseo, pero sobre todo problemas... ¿El amor es suficiente para rescatarte de la oscuridad...