Habían pasado ya casi cuatro meses desde el casamiento de la Vampiresa.
Cuatro meses de gestación.
Luego de aquella noche todo había cambiado. A los dos meses la Condesa se había dado cuenta de que había quedado embarazada, algo que al principio la atemorizó pero que luego le dio consuelo.
Maximus al principio estaba furioso, pero luego a los meses fue dándose cuenta de que el pequeño niño sería su próximo heredero y tendría poderes inimaginables, aunque eso le daba un poco de celos.
— Eres lo único bueno en mí — acarició su gran vientre y recibió un patadita del pequeño o pequeña como respuesta.
Ese niño o niña sería su única felicidad en esa infeliz vida que llevaba; escoltada por todos los guardias y nodrizas, su esposo no la dejaba salir de aquel enorme palacio.
Sólo podía sentir el aire libre cuando salía a los inmensos jardines y eso era todo.
Su padre muy rara vez la visitaba y la única amiga que tenía era Aisha quién no tenía permitido pisar las tierras del Conde.
Unas semanas después las fuertes contracciones se hicieron presentes haciendo que la joven se asustase. No quería que a su hijo le sucediera algo.
Algunas de las nodrizas se acercaron y ayudaron a la Condesa a acostarse en la gran cama tratando de relajarla, la partera y el Conde ya habían sido avisados de todo lo que estaba sucediendo.
Primero entró el Maximus dándole una fría mirada para luego retirarse de la habitación y luego entró la partera junto con el médico.
— Relájate y a la cuenta de tres pujas — la joven a pesar de todo el dolor que sentía hizo todo lo que le indicaron.
— Bien, lo estás haciendo muy bien cariño — Ginna una nodriza y única amiga de la joven le daba ánimos.
— Sólo una más — y así fue, el llanto del bebé se escuchó por toda la habitación haciendo que la Vampiresa llore de felicidad y emoción.
— Es una preciosa y sana niña — el doctor le extendió unos segundos a su hija y luego se la llevó de la habitación.
Se dijo que todo estaba bien y que todo iba a cambiar para bien. Pero nada estaba bien, Maximus no esperaba una débil niña, ese era el concepto de él sobre las mujeres, el esperaba un fuerte niño que sea el próximo en gobernar todo, ni en sus más horribles sueños le dejaría todo a una niña.
Así fue como Maximus pidió que se deshagan de aquella hermosa niña, fue entregado a uno de sus guardias para que se la llevasen de allí.
— ¿Cómo te sientes? — preguntó Maximus a su esposa quien estaba acostada en la cama esperando la llegada de su hija.
— Bien — respondió seca, con la mirada puesta en la ventana — ¿Dónde está mi hija?
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She is my mate.
Hombres LoboNunca creí haberla encontrado, nunca creí poderla tener en mis manos y menos pensar que era MIA, porque ella es mi mate. *** Una pareja cargada de pasión y deseo, pero sobre todo problemas... ¿El amor es suficiente para rescatarte de la oscuridad...