OO8

5.5K 271 66
                                    

Lo miro a los ojos y niego, es que lo veo tan lindo y bueno que jamás se me había pasado por la cabeza que me iba a meter los cuernos en algún momento, que era capaz de hacerme algo así, era alguien me juraba amor eterno y demostraba ser la persona más fiel que existía, pero se ve que todo fue una mentira, con esto acabo de comprobar que todos son iguales.

Volvemos a la pieza y nos recostamos denuevo para seguir viendo la película. Aunque quería concentrarme en la película, no podía. Me quedo pensando en las veces que me metió los cuernos, que me mintió cuando me decía que me amaba y yo no me di cuenta. Y eso me ponía muy mal porque yo confié en él, estuve todas las veces que necesitaba mi apoyo o algún consejo, le conté tantas cosas mías y por como me pintaba parecía ser el chico más bueno del planeta, y ahora enterarme de cosas que jamás pensé que me iba a hacer me la bajaba por completo.

Una lágrima se cae por mi mejilla y rápida la limpio, pero fue inútil porque seguido cayó otra y así sucesivamente. Me limpio con rapidez, no quería llorar ahí, tampoco quería que Leandro me mire así. Pero noto como él inclina su cabeza hacia mi y me mira

—¿Que pasa gorda? — pregunta con preocupación.

—Nada, supongo que es por la película — digo con tristeza me limpio las lágrimas enseguida.

—Pero amor, vimos esta película miles de veces. Aparte no entiendo, ¿Por qué Zootopia te haría llorar? — pregunta confundido. Me encojo de hombros y siento como me rodea con sus brazos, abrazándome por la cintura y deja un beso sobre mi pelo. Aunque tenía ganas de correrlo y gritarle infinidades de insultos, me contengo y dejo que me abrace.

No voy a decirle nada hasta que este segura de que él me está gorreando, tener las pruebas suficientes antes de cortarle.

Con razón las dos trolas de Martina y Luana se reían de mí, claramente ahora me ven como una cornuda, me puso los cuernos de una manera tan indignante que jamás se me había pasado por la cabeza que me haría esto, y que tenía al mejor novio del mundo.

¿Es porque no tenemos sexo? ¿Es por eso?

Bueno, posta pensé que iba a entenderme y me iba a esperar a que yo esté lista, pensé que aunque sea intentaría hacerme sentir segura con él, pero me equivoqué, a Leandro no le bastó el amor que yo le demostraba...

Después de que Lean se fue, eran las 6 de la tarde, quería quedarse a dormir pero le dije que vaya nomas a su casa porque seguro lo iban a necesitar. Mentira. Era porque no tenía ganas de dormir con él después de lo que me enteré a la tarde. Me daba bronca solo recordarlo.

Me quedo en mi pieza y mi vista despeja en una foto de la mesita de luz, era una foto de nuestra segunda cita, donde él ya me había confesado su amor, pero prometimos ir despacio.

Se me resbala una lágrima sobre mi mejilla y la limpio rápidamente, pero fue inútil porque no una sino varias lágrimas comenzaron a caer. Me tiro sobre mi cama y comienzo a llorar sobre la almohada. Me duele el corazón y me siento completamente destrozada, fui tan tonta en creer que Leandro me amaba tanto como él me decía e iba a esperarme. Ahora no sé si me amaba posta o solo me quería para coger.

Ruedo sobre mi cama para sacar todos estos pensamientos de mi cabeza y es cuando vuelvo escuchar música fuerte, que obviamente viene de la casa de al lado. Ruedo los ojos y golpeo la cama con bronca.

¡Otra vez no! ¡Es inicio de semana!

Bajo a la cocina pisoteando fuerte con el enojo a mil y veo a mi mamá con Matías viendo la tele.

—¿No piensan hacer nada? ¿No les molesta esa música? ¡Dios! — digo enojada, se ve que soy la única que solo le molesta la música fuerte, parezco una vieja chota.

—Dejalo que haga jodas en su casa, es joven y quiere divertirse — dice mamá y yo solo la miro sorprendida.

—Incluso podes ir a esa fiesta, si querés le puedo decir a Enzo...

—¿Qué? ¿¡Están locos!? ¿Por qué él tiene que venir a romperme la paz solo porque quiere divertirse? Pavadas no por favor — digo molesta, su joda recién estaba empezando.

Entonces si acá nadie piensa hacer nada, voy a ir yo.

Decidida salgo de mi casa para decirle que apague la música. Mi mandíbula estaba apretada y mis puños se cerraban con fuerza, al punto de clavar mis uñas sobre la palma de mi mano.

Llego a la puerta del vecino y toco la puerta como siempre solía tocar; varias veces y fuerte para que me escuche. Pasan unos segundos y sale un chico de pelo negro y ojos marrones, tiene un porro en la mano y en la otra un vaso de color rojo. Es más alto que yo claramente y me intimida.

—¿Qué se te ofrece, linda? — me dice mientras se recarga en el marco de la puerta, tiene una sonrisa en su rostro y un tremendo olor a marihuana.

—¿Está Enzo? — digo seria sin mostrar que podía intimidarme.

—Está ocupado, pero si queres te puedo ayudar, preciosa — me sonríe y se acerca un poco a mi, yo solo di un paso hacia atrás.

—Yo soy... soy veci-na de E-nzo...

—¿Quién es, Cuti? — escucho la voz del cargoso.

—Es una pendejita — contesta y yo lo miro mal.

—No soy una pendejita, tengo 20 años.

De pronto, aparece la cara de Enzo al lado de ¿Cuti?

—¡Uy la puta madre! ¿Otra vez vos? — dice Enzo molesto — Deja Cuti, yo me encargo de la pibita — el chico asiente y se mete denuevo a la casa, no sin antes sonreírme. Enzo cierra la puerta detrás de él — Que rompe pelotas que sos nena ¿Ahora qué querés? — habla Enzo entre dientes.

—Pensé que ya sabías lo que quiero, apagá la música, no es día para hacer jodas — crucé mis brazos sobre mi pecho, por un segundo su vista bajó a mi pecho pero luego volvió a subir.

—Mirá pendejita, no sé si no entendés castellano o qué, pero yo no voy a dejar de hacer jodas solo porque vos querés silencio. Es mi casa y hago lo que se me canta.

Frunzo el ceño enojada.

—¡Estoy harta de vos! ¡Te odio! — digo enojada, es ahí cuando siento que me toma por los hombros y sin nada de violencia me acorrala contra una pared.

—Mirá nenita, — dice mirándome a los ojos, su cara estaba tan cerca a la mía que puedo sentir su aliento a alcohol, nuestras respiraciones se mezclan. No sé por qué siento miedo, siento como la punta de su nariz roza con la mía — no me provoques, dejá de buscar problemas, yo no estoy para aguantar caprichos de una pendeja de mierda, créeme, no me hagas perder la paciencia porque me vas a conocer y te vas a arrepentir — dice mirándome mal, de pronto solo se aleja de mí con una mala mirada y fue así hasta que se mete a su casa y cierra la puerta con fuerza. Ahí es cuando recupero la respiración, se me había olvidado mientras Enzo me estaba hablando.

Camino denuevo a mi cada resignada y no me queda otra que encerrarme para dejar de escuchar la música. Pero fue inútil porque le suben el el volumen a los parlantes. Busco por toda la pieza los auriculares o algo con lo que pueda tapar mis oídos pero no los encuentro, entonces no me queda otra que taparme con la almohada.




















BUENAS perdón dije q iba a actualizar más seguido pero no pude mildis pero ahora si les traje un cap y más tarde voy a actualizar también :)

Vecinos | Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora