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Buenos Aires, Argentina
22 de noviembre, 2022
06:45







Cuando escucho el alarma ruidosa sonar por toda la habitación, me levanto con pesar de la cama, me refriego los ojos con las manos para despertarme y me dirijo al baño para hacer mis necesidades y lavarme la cara. El motivo por el que me levanto a esta hora es por que el partido de Argentina comienza a las siete de la mañana, si, así como escucharon. Yo me pregunto, ¿No había otro horario en el que podían poner? ¿Era necesario ser tan cruel para poner un partido a las siete de la mañana horario de Argentina? Odiaba levantarme tan temprano, ni para ir a la facultad me levanto a esta hora. Pero todo sea por hinchar a mi selección.

Salgo del baño después de haber hecho mis necesidades y haberme arreglado un poco el pelo que lo tenía todo despeinado, bajo por las escaleras dirigiéndome hacia la sala, donde ya estaban mi mamá y Matías poniendo medialunas que habían comprado para el desayuno sobre la mesa ratona.

—Buenos días — mi voz sale media ronca, todavía estaba media dormida. Me siento sobre la alfombra que está en el piso y apoyo mi espalda sobre el sillón, quedando justo en frente de la mesa ratona.

—Buen día, mi vida — me saluda mi mamá regalándome una sonrisa. Se acerca para dejar sobre la mesita el mate y el termo y luego vuelve a irse a la cocina.

—Buen día, Vic — me saluda está vez Matías mientras llega hacia el sillón y se sienta allí, yo lo miro y le doy una sonrisa ladina nada más — ¿Madrugaste hoy? — me pregunta con un tono medio de burla, pero yo no me río siquiera, no me gusta que flashee confianza o que nos llevamos bien. Además que no estoy de humor cuando recién me levanto. Cuando notó mi actitud no me dice más nada y suelta un suspiro antes de agarrar su celular y entretenerse con este.

Giro mi cabeza denuevo cuando escucho los pasos de mi mamá acercarse, efectivamente la veo a ella llegando hacia mí está vez con una taza.

—Te hice el desayuno, tomalo — apoya la taza de La sirenita sobre la mesita dejándolo en frente mío. No me juzguen, uso esa taza desde que tengo cinco años y que por cierto, Ariel es mi princesa favorita desde siempre.

—Gracias — le digo a mi progenitora antes de agarrar la taza con ambas manos y atraerlo a mí. El aroma que emana el café con leche choca mis fosas nasales y lo inhalo lentamente disfrutando de aquello. Luego llevo la taza hacia mis labios y le doy un sorbo lentamente para no quemarme, disfrutando el sabor del café. Es tan rico el café, si fuera por mí viviría a base de ello.

Pasaron varios minutos hasta que vemos que en la tele ya están enfocando a los de la selección cantando el himno, cosa que hacen antes de empezar un partido. Entonces cada uno se acomoda en su lugar; mamá y Matías están sentados en el sillón tomando mate y yo en el medio de ellos pero sentada en el piso con mi café con leche y una medialuna.

Después de que ambos países hayan cantando su himno, los jugadores se colocaron en sus posiciones y empezaron a mostrar las formaciones. Sentí un orgullo enorme al ver a Enzo de titular.

Lo extraño.

No pudimos hablar mucho ya que él estuvo muy ocupado entrenando, más estos días ya que este partido es muy importante para él y para el equipo obviamente; Es el primer partido del mundial, debieron haber manejado mucha ansiedad estos días, es entendible que sientan nervios. Además que el horario de allá no pega con el de acá, cuando acá es de día, allá ya es de noche o a veces ya se encuentran durmiendo. Me imagino que se debe dormir re temprano porque termina cansado por los entrenamientos, entonces no es lo mismo como cuando lo tenía al lado de casa.

Vecinos | Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora