O13

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Después de tres horas de entrenamiento, Scaloni nos dijo que hasta acá era el entrenamiento y cada uno nos volvimos a nuestras casas. Con Julian había arreglado que iba a traer un par de cajones de cerveza para el viernes a la noche, ya que tenía pensado en hacer otra joda, pero ahora era diferente porque invité a la vecina que tanto odiaba la música alta.

Estaciono el auto en frente de mi casa una vez que llego y bajo de esta. La apago y levanto la cabeza para caminar. En eso visualizo a la vecina que estaba sacando una bolsa de basura de su casa.

—Hola, colo — me apoyo sobre la cerca y la miro con una sonrisa. Más que nada para molestarla.

—Hola, cargoso — me dice con gracia mientras deja la bolsa en el tacho de basura.

—Estás muy feliz. Ni parece que cortaste ayer con tu novio — comento incrédulo y ella niega sonriendo.

—Supongo que si. Pero no estoy mal. Pensé que iba a estar peor — se encoge de hombros.

—Por cierto, nunca me contaste que tu novio era Leandro. Pensé que tu novio era un saparrastroso de por ahí y al final lo tenía más cerca de lo que pensé — digo con gracia y ella se ríe.

—Pensé que no te importaba mi vida — retruca ella. Técnicamente me cerró el orto.

—Bueno pero a veces suelo ser un poco chusma.

Se ríe.

—Che — me llama cuando ve que estaba a punto de darme vuelta para entrar a mi casa. Ahora es ella la que se acerca a la cerca que separa nuestras casas.

—Decime.

—¿Sigue en pie la invitación a la fiesta del sábado? — dice con cierta vergüenza y eso me da ternura.

—Obvio que sí, reina. ¿Vas a venir?

Asiente.

—Voy a traer a una amiga.

Sonrío de oreja a oreja.

—Espero que esté buena. Mirá que a mi me gustan las morochas — le digo con gracia y ella se muerde el labio inferior negando.

—Sos un asco flaco — me dice indignada.

—Gracias, Vic — le guiño un ojo antes de darme vuelta y entrar a mi casa. No le vi la cara pero puedo jurar que volteó los ojos antes de entrar a su casa también. Dejo mis cosas en el piso y me recuesto sobre el sillón para dormir un rato. Estaba cansado. Scaloni nos mató con el entrenamiento.







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Victoria

—Nos vemos mi amor — me saluda mamá mientras me bajo del auto. Matías me saluda con una sonrisa. Saludo a ambos y cierro la puerta del auto, viendo como se alejan hasta que el auto saliera de mi vista. Respiro y camino hasta la facultad, una vez que entro de repente siento una presencia al lado mío y sonrío cuando sé de quien se trata.

—Hola, Vicky — me saluda Kiara con una sonrisa adornando su cara. Jamás pensé que Kiara iba a ser una buena mina, al final terminó siendo re copada y una gran amiga también.

Desde que empecé mi relación con Leandro, me había alejado de mis amigas anteriores hasta perderlas. Me arrepentía tanto de haberlas dejado de lado, todo por culpa de una pija. Por suerte Kiara se cruzó en mi camino y ahora tengo una amiga nueva.

—Hola, Kiara — la saludo de la misma manera — Che, ¿Pensaste en lo que te dije? Lo de la fiesta, digo.

Asiente.

Vecinos | Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora