UN RAYO DE ESPERANZA (Nier:Autómata FanFic story)

CAPITULO 39

Iris se había ido, ella ya tenía suficiente de la miseria que era seguir viviendo en este mundo;  Eligió alejarse lo más posible al medio de la nada y dejarse caer en la barda de seguridad en un puente viejo, allí simplemente paso unos cuantos segundos antes de soltar unas cuantas lágrimas y sufrir en silencio para evitar a las máquinas que pasaban por debajo del puente.

Desde la muerte de su mejor amiga ella sintió el "límite", el momento en donde simplemente ya no puede seguir o hacer algo, no puede tomar un arma sin que le tiemblen las manos o caminar sin sentir un gran cansancio. Ella simplemente ya no quiere seguir allí, quiere desaparecer, ir al otro extremo del mundo y buscar un final a todo: lo que vió, vivió y escuchó.

Allí se encuentra ella con la mirada perdida, sus ojos desenfocados, los labios ligeramente abiertos y con lágrimas secas en un rostro sin emociones. Ya ni siquiera sabe a qué debe mirar: el propósito de ser un arma viviente fue un fracaso, su propósito de ser útil a sus "creadores" es imposible y la unica compensación que obtuvo de haber vivido el infierno fue seguir allí para presenciar su propia miseria, lo cual a penas se le puede considerar como "compensación".

¿Que puede ella decir? Nada, ni una sola palabra, queja, grito o arrebato de odio. Aún recordaba como gasto cada uno de ellos en la guerra, como los utilizo inútilmente, así a su vez, ella recordaba lo que una vez tenía; a sus amigos a quienes consideraba "familia", todo su escuadrón que la acompaño desde el día en qué fue puesta en servicio a la humanidad.

Ahora, se ha dado cuenta de que su último amigo era un mentiroso y un traidor: Geranio hablaba firmemente del como debían seguir peleando, sirviendo con honor y gloria a sus creadores porque ese era su propósito de existir, lo había escuchado gritar en odio contra las máquinas sin retroceder un paso durante años, incluso escuchado historias sobre el de antes e incluso más antiguas que la llegada de las máquinas. Pero en este instante, lo único que vio fue a otro más cansado que ella y que recurrió a métodos sucios como el de pedir ayuda a los desertores para liberarse del sufrimiento en el momento menos esperado: Su muerte, lo cual salió mal. A veces incluso los mejores pueden ser hipócritas de palabras y acciones.

Pasaron los minutos, el Sol nunca dejo de brillar en lo alto del cielo más allá de la Luna gris. Fue entonces que la radio de Iris se encendió emitiendo un ligero sonido de estática, luego una voz.

—[Iris...] —Era la voz de Geranio hablándole.
—[... Escucha niña, yo tal vez soy la persona a la que menos quieres ver ahora...pero necesito tu ayuda...y es muy importante.] —La voz de Geranio imploraba que ella lo ayudará.

Ella no tomo la radio, fueron veinte segundos antes de que la voz de Geranio volviera.

—[Por favor...] —Dijo Geranio por último antes de colgar.

¿Que hizo Iris? Nada en ese instante, sin embargo, ¿Que tenía que perder ahora? Ella solo cerro los ojos y soltó un pesado suspiro, se levantó del suelo y fue en camino a ver que ocurría. Entre edificios y escombros se escabulló sin problemas, entre máquinas y cadáveres paso desapercibida. Era su nueva realidad; una vacía, sin sentido y carente de opciones.

Entrar dentro de la base de los grupos desertores fue fácil, ellos también se quedaron sin recursos y personal suficiente para tener un nivel adecuado de seguridad, inclusive ella vio a través de la ventana en el tercer piso al líder: Jazzy, un desertor y ahora mercenario junto a lo que queda de sus leales compañeros. La mayoría de los que se encuentran en esta pequeña vecindad son androides procedentes de la 12ª Guerra de las Máquinas, el resto son aquellos androides que también perdieron la esperanza y se rindieron pero que aún buscan tener un propósito.

Iris abrió una puerta y salió al patio principal como si nada, busco a Geranio primero entre los heridos casi deseando que estuviera entre ellos. Perdonarlo y confiar lo suficiente en él tomaría tiempo aún.