CAPITULO 42

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Los tres llegaron a la zona más antigua de la ciudad y la más destruida, allí estaban las piezas que necesitaban para saldar su deuda; entre maquinaria muerta, sus enemigos mortales servirían a sus propios fines. Era la escena más irónica imaginable, androides usaban las partes descompuestas de sus enemigos, las máquinas, como sustento a los recursos que eran difíciles de conseguir.

Los androides y el humano se separaron, no sin antes decirle a Abel que rejunte brazos de máquinas.

—Recuerdo haber visto más máquinas que androides en esta parte de la ciudad la última vez que vine... —Dijo Geranio recordando un momento de su pasado incrustado en el fondo de su memoria, hace años.

Era un cementerio: más androides que máquinas los recibieron, allí ahora terminaron los caídos de las últimas semanas antes de la rendición. Quince montículos de cuerpos destruidos con heridas dolorosas para la simple vista, ¿Quien tuvo el tiempo para reunir tantos en un solo lugar?

Aqui debe haber más de trescientos... —penso Iris cuando miro de lado a lado la penumbra a su alrededor mientras caminaba hacia los cuerpos de máquinas, su mirada ya había bajado al suelo lleno de sangre.

Abel no podía decir nada, el estaba asqueado de ver algo así; a pesar de no ser la primera vez, el prefería ver cadáveres bajo tierra no sobre ella.
¿Todos ellos... murieron por humanos a los que no han visto? —cuestiono Abel.

Geranio por su parte ya estaba cansado de ver la misma escena miles de veces durante cientos de años, apretó sus manos con fuerza en silencio como lo había hecho cientos o miles de veces antes. El quería morir, usar la autodestrucción de una vez por todas y olvidarse de sus problemas. Es entonces que volteo a ver hacia Abel y se preguntó:

Si el viene del reino de la noche...¿Como se supone que habla ruso e inglés al mismo tiempo pero no el predeterminado? —Ver una pila de cadaveres hace que cualquiera cuestione todo y en ese momento Geranio miro con extrañeza al "androide" que salvo.
—Abel, if you had the opportunity to choose between ending the war or having a normal life, what would you choose? —Le preguntó a Abel repentinamente, con la esperanza de recibir la respuesta adecuada.
(Abel, si tuvieras la oportunidad de elegir entre terminar la guerra o tener una vida normal, ¿qué elegirías?)

Esa repentina pregunta dejo a Abel pensativo, el había recordado haber respondido a algo tan parecido antes: cuando fue reclutado.

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Un niño traumatizado caminaba en línea recta entre los húmedos pasillos de las líneas del metro, no sabía hablar adecuadamente, no sabía leer o escribir, pero caminaba al matadero de la guerrera con un pequeño rayo de voluntad en su corazón.

"Es por el bien de todos, la humanidad." Le dijeron.

—¿Nombre? —le preguntó el oficial.

No tenía, no respondió nada. El oficial lo captó de inmediato y simplemente se dirigió a su segundo, al hombre que apuntaba los nombres a su derecha.

—Stuart, apunta a 19078 sin nombre. —hablo el oficial.

Lo midieron, lo inyectaron con las drogas de Hamelín y le dieron indicaciones.

—Este es tu número de placas e identificación, serás llevado a los Estados Unidos para el entrenamiento, el avión despega en dos horas solo puedes llevar una mochila con tus pertenencias. —despues de que el oficial le diera las indicaciones el simple asintió y se fue en silencio.

El volvió por donde vino y la voz de un anciano en silla de ruedas lo detuvo.

—Finalmente tomaste una decisión, esperaba tener al super repartidor unos años más antes de abandonar la madriguera. —dijo aquel anciano.

—Señor Roman, ¿Que tal se encuentra? —replico Abel preguntándole algo.

—Mejor, después de todo lo que ocurrió al menos puedo morir en paz. —contesto Roman de broma.

—¡Ya le dije que eso no iba a ocurrir, usted aún tiene cosas que hacer no piense de esa forma! —Dijo Abel angustiado.

—Ya lo sé, niño no tienes que ir allá sabes perfectamente que es una masacre y que estamos perdiendo, hacerte el héroe como muchos antes que a ti no cambiará nada. Una vez estuve en tu lugar, mira como terminó, ni siquiera puedo moverme. —Roman estaba preocupado, el niño que Roman conocía desde hace años había crecido después de tantos eventos traumáticos, supuso que eventualmente ese niño tomaría una decisión pero no una tan arriesgada.

—Pero yo no quiero ser un héroe, solo quiero ayudar a terminar la guerra. Las personas que he conocido, todos ellos han muerto por culpa de esos monstruos, ¡Deben morir de una vez por todas! —La voz del niño estaba llena de ira y dolor, al igual que muchos otros jóvenes que buscaban venganza.

—¿Qué tan convencido estás? Si tuvieras la oportunidad de tener una vida decente o terminar con el infierno, ¿Que harías? —le preguntó Roman quien vio a través de los ojos vacíos de aquel joven.

El niño se mantuvo en silencio, no lo había pensado antes y ahora no sabía cómo responder. ¿Por ayudar a las personas? Ya no hay muchas. ¿Por que lo hacia? Venganza, pero nunca lo aceptaría de esa manera por lo tanto solo podía decir:

—Todos ya hemos sufrido lo suficiente, si tuviera que elegir... elijo acabar con esta guerra de una vez por todas con mis propias manos, ¿Que tengo para perder después de todo? —responde el niño.

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—Yo...acabaría la guerra con mis propias manos de una vez por todas, porque muchos ya han sufrido lo suficiente. ¿Que pierdo en este punto? —dijo ahora Abel, mirando al brazo de máquina que estaba en sus manos y recordando todo lo que ha vivido hasta ese momento: cada gota de sangre.

Era la respuesta que Geranio esperaba y que no tenía la intención de desperdiciar después de tanto tiempo.

—Абель, у меня к тебе предложение. —Dijo Geranio, con una mirada decidida.
(Abel, tengo una propuesta para ti.)

La pregunta que cambió el destino.

UN RAYO DE ESPERANZA (Nier:Autómata FanFic story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora